I Want Your Love, I Need Your Love

Última Parte

—¿Estás seguro de esto?

—Sí, ¿y tú?

—Ya sabes lo que pienso. Pero si te hace sentir más tranquilo, entonces lo haremos.

Kojiro sonrió y entrelazó su mano con la de Kaoru. Kotaro, su pequeño cachorro, también estaba con ellos. El pequeño dormía en su carriola sin ser perturbado o molestado de su comodidad.

Ambos apretaron la mano del otro; dándose seguridad y fortaleza.

Para Kaoru fue extraño volver a su antigua casa.

Fue extraño y un poco nostálgico.

Sin embargo, también podía sentir las ligeras feromonas que estaban en el ambiente. Era una mezcla de todo tipo de aromas y olores; Un festival que invadía sus fosas nasales y que lo hacía sentir un poco mareado e intranquilo.

Su Alfa, por otra parte, mantenía su postura recta y firme; sin mostrarse intimidado o asustado.

Kaoru le había comunicado días anteriores que quería ver a sus padres. Lo había hecho mientras estaban en la panadería de Andrew degustando algunas galletas y postres que el otro Alfa había preparado para ellos.

Era su forma de celebrar la reconciliación de la pareja.

Y para Kojiro fue toda una sorpresa.
Una sorpresa poco grata y digerible.

Para Kaoru tampoco era algo agradable.

Él en realidad no quería verlos.

No quería, pero tenía que hacerlo.

Tenía que hacerlo para poder iniciar su nueva vida junto con su Alfa y cachorro, para que pudieran tener paz y cero preocupaciones en sus corazones.

—¡¿Cómo es eso de que se irán y no volverán?! —había preguntado el padre de Kaoru. El Alfa estaba bastante sorprendido y enojado.

Kaoru sabía que no iban a reaccionar bien con la noticia. Y más aún si habían desaparecido por semanas.

Despues de todo, él seguía siendo el Omega de la manada; La parte más importante de las dos familias junto con su Alfa.

Ambos eran importantes y convenientes para los intereses de sus padres y de la manada.

Kaoru se sintió abrumado y con ganas de vomitar. Pero su Alfa acarició su mano para alivianar un poco su malestar.

Debían ser fuertes.

Debían ser valientes.

—Señor Sakurayashiki... nuestro hijo está durmiendo... Así que le pido que no se exalte mientras estamos aquí.

La voz de su Alfa había sonado seria pero diplomática. Se notaba que no quería conflictos o peleas. No lo quería por su bien y por el de su hijo.

Kaoru miró de reojo al pequeño. Seguía dormido y todo gracias a las pequeñas orejeras que le había comprado Kojiro.

Había sido el primer regalo de parte de su Alfa para él.

—¿Cómo quieres que no nos exaltemos si vienen aquí, después de desaparecer por semanas, y lo primero que nos dicen es que se irán y no volverán?

—Madre...

—Ustedes son importantes para esta manada... —dijo la madre de Kojiro —...Son importantes y deben permanecer aquí. No pueden irse así como así. Especialmente si tienen un cachorro.

—Tu madre tiene razón, Kojiro —habló esta vez el señor Nanjo —No pueden irse y desaparecer. Y menos si mi nieto está con ustedes.

—No hemos venido aquí a pedirles permiso —Kojiro no flaquearía. No ante ellos —Solo hemos venido avisarles para que dejen de entrometerse en nuestras vidas.