Secreto 16- Mi deseo de Navidad.

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Atención pequepinkypitufos, este capítulo es un especial de Navidad, por ende es más extenso de lo usual. Espero que les guste. ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!
PD: lean la N/A al final.
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La nieve finalmente empezaba a caer, el frío cubría todo afuera de la casa y cristalizaba las ventanas con escarcha, era un espectáculo digno para los ojos. Coloco mi mano suavemente contra la fría ventana, me gusta como se ve mi pálida piel rodeada de ese blanco pasivo, rara vez pienso de esa forma y era relajante verlo.

El sonido de la puerta de entrada a la casa me hace sobresaltar, girándome para ver a Cian entrando por la puerta. Su llamativo cabello largo, que recientemente ha decidido llevar morado, es lo primero que diviso de él, antes de que su cara se asome por detrás de aquella bufanda verde y él se quite el inmenso abrigo, quedando solo en un suéter blanco de cuello de tortuga y unos pantalones beige ajustados a juego con sus botas carmelitas. Su conjunto lo hace ver más alto y fornido de lo que ya es, además de que resalta su piel trigueña con tantos colores claros, es algo admirable.

— Tardaste en llegar— le recrimino, hoy precisamente teníamos planes para temprano, o eso me hizo creer él cuando me llamó desesperado para que despejase mi agenda.

— Lo siento, tuve que ayudar a mi hermano menor a elegir un regalo para su cita— comenta, girándose hacia mí sonriente como siempre— aparentemente es algo normal en estas fechas.

— Sí, eso parece— farfullo por lo bajo, desviando la mirada y apartando alguno de mis rizos negros de mi frente, ya llegan hasta mis ojos y a veces es incómodo, pero me gusta.

— Oye, tranquilo. Nos dará tiempo a todo, lo prometo— asegura, acercándose a mí y poniendo sus dos manos en mis hombros, haciéndome estremecer ligeramente— Primero lo primero, el trato es que me ayudas a decorar la casa para mañana y a cambio yo te doy mi lista de lugares para citas de Navidad, escoges uno y yo, con mis influencias, te reservo una cita para que vayas con el chico que te gusta mañana. De esta manera, cuando Andrea llegue estará sorprendida y tanto tú como yo tendremos una gran Navidad.

— Sí, efectivamente, pero esto solo puede pasar si empezamos ya— puntualizo algo molesto. Ni siquiera sé por qué me enojo, yo ya sabía que esto era así.

— Claro, empecemos— dice alegremente mientras se dirige al cuarto de los trastes, donde metemos todas las cosas que se usan poco o en lo absoluto a lo largo del año.

Cian y yo empezamos a vivir juntos a finales de mi primer año de Universidad, estudiamos carreras diferentes y nadie creería que teníamos nada que ver, pero yo tenía que irme de casa por lo difícil que se había vuelto todo a raíz de mi salida del closet algo escandalosa, de más está decir, y él necesitaba un compañero para rentar un apartamento, pues su trabajo de medio tiempo no cubría la renta.

Robert nos presentó, ya que ellos tienen la misma edad y estudiaban lo mismo. En sus palabras, Cian era un joven responsable y él estaba seguro que sería la elección correcta para resolver mis problemas. Después de una plática de convencimiento por parte de este, finalmente accedí en ir a conocer al tal Cian, quedando totalmente maravillado al verlo.

En esa época tenía el cabello azul celeste y como era pleno verano, lo recogía con una coleta alta y yo quedé sumamente impresionado. Un par de horas más tardes estaba entrando a un apartamento desconocido, con un perfecto extraño. Si alguien me pregunta si es recomendable, mi respuesta es no. Que a mí me haya funcionado no significa que algo así fuera correcto, pero situaciones extremas requieren medidas desesperadas.

Años más tarde, yo curso mi último año de Universidad y Cian y Robert llevan ya tres años graduados, por lo que me dejan saber, sus trabajos van por buen camino. Cian y yo seguimos viviendo juntos, ahora en esta casa que él compró con sus ahorros. Insistí muchísimo en pagar renta, pero él se negó rotundamente, aludiendo a que nuestra amistad no le permitía cobrarme ahora que tenía algo suyo.

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