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Cielo, destierro de Lucifer.

Las alarmas del cielo sonaron en la cabeza de los ángeles causando descontrol en el lugar, los ángeles se movían de un lugar a otro tratando de solucionar el problema, aún si sabían que sólo Dios podría solucionarlo, ellos estaban acostumbrados a ser perfectos que una falla bajo su supervisión no era algo que dejarían pasar con facilidad.

Pocos minutos después de desplegar un equipo de ángeles para solucionar el problema los arcángeles tomaron control de la situación, las alarmas cesaron y la tranquilidad regresó al cielo. Sin embargo, cuando se pensó que todo estaba solucionado, la orden de desterrar a Lucifer cayó sobre los arcángeles.

La pelea que sería contada de generación en generación entre Miguel y Lucifer se dio, dejando a Miguel como el vencedor y a Lucifer como el villano de la historia. Una vez desterrado Lucifer fue anunciado como el enemigo número uno del cielo, con él cayeron todos los ángeles que fueron descubiertos estando de su lado, todos menos uno.

—Padre no desea desterrarte—Miguel observo a su hermana mayor con dolor evidente en sus ojos.—Sin embargo, él pide que entregues tu espada.

Una risa amarga escapó de la garganta de Aurora, unos pasos detrás de Miguel se podía ver a Gabriel con la mirada puesta en el suelo, probablemente lamentando lo que estaba sucediendo.

—Quitarme la espada es igual a desterrarme.

—Solo sigo órdenes—Miguel extendió su mano—, entrega la espada.

—¿Seguías órdenes cuando desterraste a Lucifer?—Silencio—¿O solo lo hiciste por diversión?

—Sabes que nunca haría algo que lastimara a mis hermanos, Lucifer tenía que ser castigado por lo que hizo.

Los ojos llenos de dolor de Lucifer aparecieron por breves segundos en la mente de Aurora, su pobre hermano había sufrido tanto desde que la marca de Caín se le fue entregada por su padre y ella no había podido hacer nada para ayudarlo.

Si tan solo hubiera tenido la valentía de enfrentar a su padre, tal vez Lucifer estaría bien. Pero los 'tal vez' no existen en el cielo.

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—Lo único que debes hacer es dejarme entrar en tu cabeza—Aurora le brindó su mejor sonrisa inocente—, necesitare utilizar tu poder por completo para abrir la puerta de la jaula.

El nefilim guardó silencio mientras analizaba las palabras de la mujer frente a él, sentía que probablemente no debería ayudarla, pero ¿Qué pasaba si no la ayudaba y Miguel se quedaba para siempre en la jaula? Jack quería ayudarlo, Castiel había dicho que Miguel era bueno.

Según había entendido Aurora había torturado a los demonios para sacarles información sobre Miguel, pero ¿Y los ángeles? ¿Por qué los había torturado y matado? ¿Eran ángeles malos? Aún no podía entenderlo.

—¿Eso es posible?—el rostro del nefilim mostraba confusión pura.

—Si sabes presionar los botones correctos es posible—Aurora sonrió extendiendo su mano para tomar la de Jack.— Todo estará bien, en cuanto terminemos regresaras con tu familia.

Aún con miles de dudas corriendo por su mente Jack aceptó a dejar que Aurora tuviera control total de su mente y sus poderes, nunca había escuchado hablar de tal cosa y estaba curioso por saber cómo sería hacerlo.

Con sus ojos atentos observó como Aurora movía varias cosas en la sala de estar y dibujaba una especie de diagrama en enoquiano colocando una silla en medio del mismo, silla que fue ocupada por Jack minutos después. A espaldas de Jack la rubia había sacado un cuchillo y sin pensarlo dos veces lo deslizó por la garganta del nefilim sin darle tiempo a defenderse, sus manos fueron a la cabeza del niño sentado en la silla y ambos fueron puestos en un trance que les permitía ver los recuerdos del otro por unos breves segundos.

—Lucifer—la voz de Aurora sonó monótona al llamar a su hermano menor—, bienvenido a casa, hermano.

Cuando el trance se rompe y Jack es libre intenta detener a Lucifer cuando lo ve atravesar el portal que se había abierto en medio de la sala, pero la voz susurrando en su oído lo hace perder control de su cuerpo y su mente otra vez.

—Un hechizo de sueño eterno—Lucifer aplaude cuando ve caer a su hijo—, me sorprendes cada vez más hermana.

—El niño es sorprendentemente poderoso, no puedo permitir que se meta en mis planes.

Ambos hermanos sonrieron con malicia oculta, las memorias que solían atormentarlos en el pasado desapareciendo por completo dejando solo los buenos recuerdos. Ese día los ángeles se estremecieron, un mal presentimiento creciendo en lo más profundo de sus almas, el miedo irracional aumentando de un segundo a otro.

—Supongo que vas a compartir tu plan conmigo—Lucifer ocupó la silla en la que su hijo había estado sentado minutos antes—, ¿Nos vengaremos de padre?

Aurora dejó salir una carcajada, claro que se vengaría de su padre.

Por un segundo en su mente pasó la imagen de fuego y huesos rodeándola, un recuerdo nada bonito. Con aquel recuerdo la imagen de su espada en medio del caos la golpeó con fuerza.

—Necesito encontrar mi espada—si tan solo ella estuviera ahí—, sin ella no podemos hacer nada.

—Después de las noticias de tu encierro escuche que la espada estaba en la tierra—Lucifer cruzó sus piernas y observó a su hermana caminar por la sala—, estuve buscándola, pero nunca pude encontrarla.

—Tenemos que encontrarla—insistió la rubia—, esa espada es de las pocas cosas que pueden dañarlo.

Lucifer guardó silencio, mirando a su hermana se dio cuenta que algo dentro de ella había cambiado. Tal vez el destierro había roto algo dentro de ella, tal como pasó con él, pero sea lo que sea no podía negar que le gustaba el cambio de su hermana. Para él era mejor que su hermana ya no dudara a la hora de romper las reglas de Dios, así era mucho más fácil acabar con el viejo.

the first archangel. ( supernatural )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora