¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las gotas de lluvia caían estruendosamente contra el techo del santuario, a pensar de eso el sonido era realmente relajante, les dejaba relajar la mente y los pensamientos por un buen rato; ambos chicos sentados contemplando todo el pueblo uno desde la cima de las escaleras, era un breve descanso despues de haber pasado una hora y media consiguiendo materiales y terminando algunos arreglos del pueblo.
El rubio se encontraba recalcado en el marco de la entrada del santuario, durmiendo, Juan le tapo con una manta que tenía por allí, dejandolo descansar aunque sea unos minutos.
La guerra era algo que en aquel momento tan tranquilo nisiquiera le preocupaba, ¡Vamos!, Ese día había sido uno verdaderamente tranquilo, Auron reorganizaba al pueblo preparándolos para las próximas peleas, estaba planeando todo con tanta cautela! Era imposible que algo malo sucediera con él en el liderazgo.
Le sorprendía que todos hayan cumplido con sus tareas, algunos en otras ocasiones más hubieran ignorado y nisiquiera se habrían ofrecido por si solos.
Siguió mirando desde la cima de la montaña la lluvia caer, pensando en todo y a la misma vez en nada, eran realmente confusas esas metáforas; eso hasta que una pregunta recurrente se le vino a la mente.
¿Podrían parar de una vez por todas está estúpida guerra?
Volver a antes que todo aquello, a ir por los pueblos saludando amablemente a la gente o jodiendo a veces a algunos otros —Cof Cof* Zorman Cof Cof*—. Estaría tan bien igualmente ganar la guerra! Y pedirles algunas cosas al pueblo tres, para joder más que todo, no le vendría mal una cúpula arriba de su santuario.
Río bajo pensando en que podrían pedir los demás, Auron deseguro pediría algunos materias de valor, Axozer el pediría algo así como una recompensa, Biyin igual, dios creo que todos pedirian diamantes.
Típico de españoles.
No pudo evitar soltar una leve carcajada, se reía con sus propios pensamientos, era increíble; a decir verdad había podido empatizar rápidamente con su pueblo tanto a tal punto de preocuparte a veces de más por el bienestar de sus amigos.
Esperaba ansioso el ganar esa guerra, después de todo aquello que sufrían pasarla bien y reír como siempre.