Un tiempo había pasado desde que habíamos vuelto a clases. Realmente creí que las cosas cambiarían un poco después de la charla que tuve con Yamada, pero los siguientes días habían sido casi iguales.
Yamada no hablaba con nosotros, y ni siquiera aparecía a la hora del almuerzo.
Periódicamente iba a visitarlo; sin embargo, la puerta del laboratorio estaba cerrada con llave, pero las luces estaban encendidas, dando a entender que él estaba allí dentro totalmente encerrado.
El día en el que descubrí que él se había encerrado dentro del laboratorio intenté abrir la puerta con la fuerza de mis brazos, pero era inútil. La cerradura hecha de hierro puro era más resistente que mis brazos, y no podía romper la ventana de la puerta, ya que sería considerado vandalismo. De todas formas, cuando descubrí que él había hecho eso, me di cuenta de que era inútil intentar hablarle.
Él había pedido tiempo, pero aun así quise asegurarme de que él estuviera bien. Viendo que era inútil ir a buscarlo, intenté mandarle un mensaje de texto, pero él solo me dejaba en visto o, en ocasiones, ni siquiera los leía.
Probablemente estaba muy concentrado en su trabajo, de tal forma que intentar comunicarse con él era casi imposible.
En un parpadeo, los días habían pasado, y ya era el lunes de la siguiente semana —semana donde se harían los preparativos para el festival deportivo—; estaba sentado en mi escritorio mirando hacia lo que había afuera del edificio, mientras estaba pensando un poco en todo lo que había que hacer para el festival.
En mi vista periférica lograba ver el cielo azul, algunas plantas y animales como gatos caminar por uno de los muros de que rodeaban la escuela. De hecho, en aquel momento logré ver un gato de color amarillo, el cual parecía estar algo gordo, y tenía una mancha negra en su nariz.
El gato caminaba lentamente por el muro, y por un instante, el gato se detuvo y me miró. En ese momento, mi cerebro dejó de pensar en cualquier otra cosa y se enfocó en aquel gato.
Diría que era un lindo gato, sin embargo, su rostro parecía denotar amargura, lo cual de cierto modo parecía un poco hilarante. Fue entonces que mientras miraba al gato, éste abrió la boca, y escuché un "¿Qué estás mirando?".
En ese momento pensé que me había vuelto loco, porque pensé que el gato me había hablado. Levanté mi mirada y me enfoqué en el gato por un par de segundos más, hasta que sentí que alguien me tocó el hombro.
"Kimigawa, ¿qué estás mirando por allá, que te tiene tan hipnotizado?"
Era Atsushi, quien parecía confundido ante mi manera de actuar.
"¡A-Ah...! No es nada."
Pensé que el gato me había hablado... Menos mal Atsushi no se dio cuenta de eso. ¡Qué vergonzoso!
Pensé mientras volteaba mi mirada, para que Atsushi no viese mi sonrojado rostro.
"Ya es hora del almuerzo, mañana en la tarde empezamos las preparaciones para el festival deportivo."
Dijo Atsushi, quien me miraba indiferentemente mientras apuntaba hacia la puerta con su pulgar, donde estaban los demás —excepto Yamada y Hotarou— parados esperándonos.
Al verlos allí parado, sonreí un poco y dije:
"Ah, claro. Vamos, o se nos hará tarde y no podremos comer."
Dije en respuesta, me levanté de mi asiento y me llevé mi almuerzo para irme con ellos a la azotea.
Cuando salí al pasillo, todos empezamos a caminar en dirección a las escaleras que llevaban a los siguientes pisos de arriba y, por consiguiente, a la azotea.
ESTÁS LEYENDO
GenderSwitchs Vol. 3 (Español)
Teen FictionEl otoño está llegando, y con ello, el festival deportivo se acerca. Sin embargo, Ryutsuki se da cuenta que uno de sus amigos está actuando extraño. ¿Qué podrá ser?