Capítulo 3: "Culpa"

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Desde hace mucho tiempo, cuando iba a la escuela primaria, o incluso antes, desde que era un bebé, siempre estuve interesado en la ciencia, de tal modo que, cuando entré a la primaria, la mayor parte del tiempo me la pasaba leyendo libros al respecto; sin embargo, y gracias a ello, no hice ninguna clase de amigo allí.

El resto de los niños siempre iban a jugar cosas como fútbol, béisbol, o cosas similares a esa.

La tranquilidad que me traía leer libros referentes a la ciencia me hacía sentir relajado y, de cierto modo, me hacía sentir realmente yo mismo.

Sin embargo, como es de esperar de alguien de esa edad, siempre estaban las personas y niños que eran propensos a burlarse, robarles el dinero a otros, e incluso que llegaban a insultar a alguien por ser "diferente" de algún modo al resto.

En mi caso, no era la excepción; sin embargo, no les prestaba demasiada atención, hasta cierto punto. Pero, por otro lado, había algo que me hacía sentir vacío.

El hecho de no tener amigos hacía que, a pesar de pasármela bien y tranquilamente mientras leía y realizaba cosas científicas simples —para alguien de mi edad—, como extraer energía de vegetales y convertirlos en electricidad, había un vacío dentro de mí que quería hacer un amigo con el cual hablar y pasarla bien.

Pero gracias a que mayormente era catalogado como un "nerd" o un "cuatro ojos" por usar unas gafas redondas bastante grandes, me era imposible poder relacionarme con alguna de las personas a las que era forzado a llamar "compañeros de clase".

A pesar de todo lo que hacían, no recibían ninguna clase de sanción o llamado de atención, mientras que por mi parte era bastante culpado, a lo que, en esos momentos, reaccionaba de manera algo tímida y sumisa para evitar más problemas

Todo fue así hasta más o menos la mitad del cuarto grado de la escuela primaria, donde habían llevado una mascota para la clase, la cual era un pequeño pez dorado.

Podría decirse que aquel pez dorado se convirtió en mi primer amigo, el cual cada vez que yo entraba al aula empezaba a nadar como loco, y cuando me acercaba a la pecera, éste nadaba cerca del cristal por donde estaba yo.

Aunque no fuera una relación directa con aquel pez, sentía que había una conexión la cual era agradable para mí, y me hacía disfrutar estar cerca de aquel pequeño animal.

Cuando era tiempo de darle comida, normalmente yo era el voluntario para hacerlo, ya que era algo que me divertía bastante aparte de solo concentrarme en experimentar nuevas cosas en mi casa, como si fuera mi propio laboratorio.

Había ocasiones donde la maestra de la escuela dejaba que un alumno pudiera llevarse a la mascota de la clase a casa para cuidar de ella por una noche y, como pueden adivinar, yo era el que casi siempre se llevaba a aquel pequeño pez.

Ya que era cansado solo llamarlo pez, el pequeño yo pensaba en cómo llamarlo, ya que la maestra nos había pedido que le pusiésemos un nombre, pero nadie parecía interesado más que yo.

En cierto modo era normal, ya que a la mayoría de niños les interesaría si la mascota fuese un hámster o algo similar, pero en mi caso, los peces y el mar también eran algo bastante misterioso, al menos para cuando estaba en cuarto de primaria, cosa que fui perdiendo con el tiempo, pero sin abandonarlo actualmente.

Lo cierto era que el pensar en un nombre apropiado para un pez era difícil, en especial cuando era solo yo el que estaba considerando esa idea. Aunque, mirándolo de otro modo, era un reto bastante interesante el cual tomé, e hice mío.

Entre las posibilidades que estaba considerando, acabé llamándolo "Aki", haciendo alusión a su brillo dorado de su cuerpo y aletas.

Aunque no lo crean, pensar en un nombre así no fue tarea sencilla, aunque creo que al final había valido la pena.

GenderSwitchs Vol. 3 (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora