Prólogo.

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Dos años antes.

El reloj marca la 1 AM lo cual inca el cambio de guardias, tengo todo preparado desde hace meses, así que con el más sumo silencio salgo de la habitación, en la puerta ya me está esperando Nathalie, con ella tenemos preparada nuestra huída.

—¿Alguien te vio?— pregunto en un susurro.

Y ella niega con la cabeza.

Bajamos las escaleras evitando las cámaras de seguridad, tenemos diez minutos antes que los guardias aparescan por los pasillos, así que corremos lo más rápido que podemos hasta llegar un rincón donde hay un punto ciego, rápidamente saco los disfraces que traje en una me mis  maletas.

Le extiendo la peluca negra a Nath para que cubra su cabello rubio, mientras que yo huso una de color castaña para cubrir mi cabello rojizo.

Ella me alcanza un informe de limpieza para así poder pasar por una empleada más junto con ella, Nath fue quien consiguió los uniformes, nos vestimos a velocidad de la luz el tiempo que tenemos es limitado y solo tenemos una oportunidad, así que no nos podemos dar el lujo de fallar.

Le doy una de las mochilas y yo tomo las otra, tenemos que empezar a movernos, salimos del punto ciego y corremos escaleras a bajo, al llegar a la planta superior puedo ver qué los guardias no están.

Corremos a la cocina, ahí ay una puerta que conduce al patio lo cual nos dejaría en los bosques, abro la puerta con un alicate y un palanca, le indico que salga, por si nos llegan a atrapar ella pueda huir.

Sale disparada por la puerta y yo me aseguro que nadie nos este viendo, para seguirla, nos adentramos en el bosque, de mi maleta saco una linterna y empezamos a correr nuevamente, sin darle tregua a nadie.

Aproximadamente treinta minutos después paramos a tomar aire, miro hacia los lados y puedo ubicarme, con mi padre solíamos venir a cazar de vez en cuando.

—Tenemos que dirigirnos al este, allí estaremos a salvó— indico— ¿Estás bien?

—Si, solo un poco asustada

Sonrió con sinceridad.

—Tranquila, vamos a estar a salvo—le digo

—¿Lo prometes?—sus ojos negros y grandes me miran

—No, lo juro nunca volveremos a este lugar.

Nathalie solo tiene 15 años y le prometí a su madre que la cuidaría con mi vida el día que ella murió para aquel entonces yo tenía 10.

Y con esto último empezamos a caminar nuevamente para abandonar las tierras francesas.

ELLE  EST MAUDITE (ella está Maldita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora