Capitulo 1.

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Diego Karov

Termino la última última reunión de la empresa por hoy y siento mi cuerpo agotado, la maldita empresa me consume física y metal mente, y si con eso no fuera suficiente también tengo que hacerme cargo del otro negocio.

El asesinato del bastardo de mi padre trajo con sigo muchos problemas, el principal, dejarme a mi como líder, aunque era algo que quería, no me gustó que fuese tan rápido.

Tengo 22 años y a los 20 tuve que ser responsable de toda  la mierda que mi familia lleva, por ser hijo único, ni para hacer hijos sirvió la escoria de mi padre, seguro tenía la polla pequeña.

Tomo mi saco del traje, y abandono la sala de reuniones, voy a recoger unos papeles de mi oficina encontrándome a Camille en su oficina.

—Señor Karov— saluda de una forma seductora .

—Señorita...— No recuerdo ni su apellido, tampoco es que me interese

—Brown— sonrie con coquetería y mueve sus pestañas de una forma que llega a ser exagerada.

—Señorita Brown, ¿Caleb ya tiene las camionetas listas?

—Si señor

Sin decir una palabra más me doy vuelta y emprendo mi marcha

—Señor karov si algún día está interesado en...— sus mejillas se tornan rojas— Ya sabe repe...

—Camille no repito mis polvos, pero gracias lo tendré en cuenta— veo como baja la cabeza con vergüenza.

Salgo de la empresa y veo que afuera está Caleb con  tres camionetas negras blindadas, subo en la que está ubicada en medio de las otras dos para así ponernos a dar marcha, hacia uno de los tantos burdeles que eran de mi padre.

—Señor hoy tiene que escoger a una— Informa Caleb.

Una vez al año una prostituta es llevada a mi casa para que preste servicios domésticos ¿Porque?, El idiota que tenía por papá lo tenía como una "tradicion", aunque el solo las tenía para follar, el caso es que tengo que seguir su ejemplo.

La chica que saque el año pasado aún presta sus servicios domésticos en mi casa y a decir verdad no me incómoda, a mostrado ser educada y agradecida por haberla sacado de la mierda en la que estaba.

Este año tengo que volver a escoger a una, y me gustaría poder decir que me interesa, pero con todo lo que tengo que hacer me parece una perdida de tiempo, y el maldito de Carlos dice que tengo que ser yo personalmente el que la elija, estupideces y más estupideces.

Atravesamos la ciudad, hasta que llegamos al burdel.

Bajo de la camioneta seguido de Caleb y mis hombres, veo montones de hombres haciendo filas para poder entrar, desde políticos y empresarios hasta oficiales de policía.

Me abro paso si necesidad de hacer la fila para algo soy el maldito dueño, al entrar al lugar de luces de color neón hacen acto de presencia en mi campo visual.

Detesto estar en los burdeles, dónde se trabaja con la trata de blancas, pero si me opongo todos se vienen en mi contra, y lo último que necesito es una revolución.

El lugar apesta a alcohol y sexo, subo las escaleras para ubicarme en las pocas mesas con las que cuenta el segundo piso, desde mi lugar puedo ver el escenario y a todas las demás mesas.

Así me gusta, estar por arriba de cualquiera.

—Pero, ¿Acaso esto es un milagro? ¿Diego karov?— la burla tiñe su voz.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2022 ⏰

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ELLE  EST MAUDITE (ella está Maldita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora