🫐 . 𝖦𝗈𝖽'𝗌 𝖬𝖾𝗇𝗎 ( ♡̷̸⁩ )

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❛❛ Todo lo que odias ❜❜

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🫐 . 𓂅̸ ( ♡̷̸⁩ ) ʚ
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Felix solo hace lo que a HyunJin le gusta, y se deshace de lo que le disgusta.
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— hyunjin top : felix bottom.
— no apto para publico
     sensible.
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— Buenos días señora Choi — saludó amablemente el chico de pecas.

— Buenos días Felixie, ¿Otra vez un jazmín? — preguntó la mujer tomando la blanca flor de entre las decenas de flores de distintos tipos.

— Creo que ya es algo obvio que si — dijo el chico con diversión mientras sacaba dinero de su mochila.

— A tu novia deben gustarle mucho, le has llevado una diaria desde hace dos semanas, ¿Eh?

— Son sus favoritas — se limitó a decir el pelinegro mientras tomaba la flor y le entregaba el dinero — Gracias, hasta mañana

— Hasta mañana Lixie.

El pelinegro retomó su camino a casa, tarareando una canción mientras arreglaba aquella flor alegremente.

Hyunjin seguro se molestaría si se enteraba de que no aclaró que las flores no eran para una chica y que en realidad eran para él.

La próxima vez lo aclararé, hyunjin odiaría que no lo haga.

El peliazul llegó a su hogar, abrió la puerta aun tarareando, dejó su mochila en el suelo a mitad de la sala y miró a su alrededor.

La casa estaba impecable, cada cosa en su lugar, todo lo mas perfecto posible.

Hyunjin odiaba el desorden, por lo que aquella casa se encontraba lo mas pulcra posible desde la llegada del pelinegro mayor a esta.

— ¡Hyunjin! ¡Precioso! ¡Te he traído un regalo! — dijo en voz alta mientras subía las escaleras con la flor en su mano derecha y el llavero con decenas de y llaves chocando entre sí en la izquierda.

Se asomó a su habitación, esta se encontraba ordenada y vacía, como siempre.

Se asomó a la habitación de sus padres, la cual se encontraba abandonada pero perfectamente ordenada desde hace un par de meses.

Y tras asegurarse de que todo se encontraba en orden, finalmente fue al ático, y abrió una a una las 7 cerraduras de la puerta, quitó los 9 candados con cadenas y abrió aquella vieja puerta revelando una habitación preciosamente decorada y amueblada con las cosas favoritas de Hyunjin.

Adornada con un hermoso muñeco de carne y hueso amarrado a una silla con múltiples cadenas, con un trozo de cinta cubriendo sus labios y los ojos invadidos de ojeras de dos semanas.

— ¡Hyunjin! ¡Mira! Te he traído otra flor — dijo el chico animadamente mientras le mostraba la bella flor blanca — ¿Te gusta?

El mayor le miró suplicante.

Y la alegría de Felix bajó de volumen notoriamente.