Shen Jiu

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La luz de la luna era su única compañera, apenas se filtraba por las endijas de la casa. Tan silenciosa y reconfortante. Como un canto silencioso que lo arrullaba las noches más horribles.

El sol era su peor enemigo, lo despertaba de sus más hermosos sueños para arrástrarlo a la cruda realidad. Donde no es un niño libre corriendo por las colinas, donde no monta un enorme dragón que lo liberó de sus cadenas. No, el sol es el peor compañero, prefiere el silencio de la hermosa luna y todo lo que trae con ella.

Se podría decir que ama más cuando la pequeña señorita está en casa. Ella es su luna.

Lo llama a sus aposentos y juntos leen, lo arrastra por toda la mansión Qiu y lo alimenta con comida de verdad.

Cuando la señorita está cerca de él, siente que está cerca de la luna y el está en un profundo sueño. Nadie le grita, nadie le humilla, en cambio, todos se inclinan y lo reverencian, lo alaban y le ofrecen mil cosas por ganar su aprobación.

El ama a esta pequeña luna, es su salvadora. Tan bonita, brillante y acogedora.

— lo siento A-Jiu — él estaba pálido y sus ojos se aguaron. Una cara que daría lástima y pena, que haría pensar "oh, pobre hombre, su prometida va tan lejos que la echará de menos" — solo serán 9 dias... Y-yo t-te quiero — el rubor en las mejillas suaves y esponjosas la hacia ver tierna, pero el no veía eso.

El veía a su pequeña luna brillante, su salvadora, abandonarlo. Dejándole caer en ese pozo de serpientes y sanguijuelas.

Estaba aterrado, su respiración irregular con su cara pálida, de seguro cortaran sus piernas o su lengua. Harán que se humille, lo golpearan, lo maltrataran. Él... Él... El morirá.

— n-no — su voz apenas salió, agarró la manga de su luna y le miró suplicante — n-no te vayas... No me dejes aquí solo — su voz temblaba, tenía miedo.

— mi querido A-Jiu ¡no te preocupes! Volveré pronto, quería que vayas conmigo — un pequeño puchero asomo en sus pequeños y rellenos labios rosa — pero padre me dijo que no y mi hermano me aseguró que estarías bien ¡A-Jiu, estarás bien! —

—... —  dejó caer la manga y asintió. Todo el alboroto que paso después no lo escuchó, se escondió en el pequeño cobertizo que le dieron y no salió.

Su labio temblaba, sentía la opresión en su pecho y derrepente un trueno partió el cielo.

La lluvia azotó la mansion Qiu y esa noche pensó que estaría tranquilo.

— A-Jiu —

El tono usado era una burla y una horrible imitación de su luna. Sintió todo su cuerpo temblar.

— pequeña mierda, debes responder cuando tu amo te esta hablando —

La patada en su costado dolió horrible. Un pequeño gruñido escapó de su garganta.

— ¿q-que necesita el señorito? — se arrodilló a regañadientes, sus manos aruñando sus piernas por sobre la ropa — es demasiado tarde en la- —

— ¡¿juzgas mis palabras?! —

— ¡no me atrevo! — su mandíbula estaba apretada, sus dientes dolían de tanta presión y sintió renacuajos retorciendose en su estómago con dolorosa anticipación.

— A-Jiu... Ya sabes que hacer —

— si... señorito — mientras abría sus túnicas, sus uñas raspaban su piel blanca y tersa, dejando pequeños ileras de sangre.

QiGi vendrá, el dijo que volvería.

— ¡a-ah! —

Dijo que vendría por mi, que no me dejaría solo.

Shipp De La Secta De La Montaña Can QiongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora