BLUE _ Medicina Parte 2 [OhmFluke]

Habitación Vacía

- Qué haces aquí madre?

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Fluke acaba de dejar la casa a un destino probablemente no muy bueno, a pesar de lo que todo el mundo piensa, no es algo que haga muy felíz a la madre del chico, por lo que entró a su habitación, a recordar cuando ese espacio ahora vacío, estaba lleno de vida, de risas, de el niño más dulce que pudo haber criado. Pero qué era eso en su corazón que no lo dejaba ser quien él realmente era, por qué el lugar que estaba lleno de amor por ese niño, también estaba lleno de desepción por él? Oh... Acaso no era su corazón el que le decía que no?

Al caminar por esa pequeña habitación, la madre se sentó en la cama, sintió lo fría que estaba, abrió el armario y no vio nada más que ganchos desnudos y tablas vacías. La zapatera tenía un par de zapatos, no eran viejos, ni estaban muy usados, pero eran importantes para ella, pues la madre, le había regalado ese par de zapatos el mismo día en que su pequeño hijo se graduó de preparatoria.

Para que me lleves en cada paso al éxito.

Esas palabras llegaron a la mente de la madre y atravesaron su corazón, llenando sus ojos de lágrimas, cerró el closet, no podía soportarlo más, necesitaba a su pequeño de vuelta, pero, al momento de dar la vuelta, sus ojos fueron fuertemente atraídos a una pequeña hoja doblada sobre el escritorio de su hijo, caminó hacia ella y la tomó, -Ohm- esas eran las letras escritas sobre ella, la abrió y leyó. Su corazón se endureció de un segundo a otro.

- Qué haces aquí madre?

La hermana enfurecida del chico que se marchó minutos antes, entró a el cuarto de su hermano decidida a pasar ahí la noche, oliendo las sábanas de su hermano, para acabarse ella el olor a él y no el tiempo y el polvo, sentir las cobijas y abrazar la almohada para estrujar el recuerdo del chico que solía vivir ahí. Pero llegó tarde.

Cuando entró al cuarto y vio a la mujer que la había separado de su hermano, no sintió nada más que rabia y odio, la sangre le hirvió y la quería fuera del lugar.

La mujer dio un brinco y se volteó rápidamente en dirección hacia la puerta, escondiendo rápidamente la mano tras de ella, y con eso, la pequeña carta que había sido olvidada en aquel escritorio.

- Es mi casa, puedo ir a donde quiera.

- No puedes entrar a esta habitación.

- Yo no tengo que pedirte permiso de nada Samantha.

- Eso lo dejaste bastante claro. Madre.

- Cuida tu tono.

- Oh qué? Eh madre? Me vas a enviar a mi también a la casa del acesino de mi abuelo!?

¡PLAP!

La madre alzó la mano y ese fue el sonido de esta contra la mejilla de su hija. La joven se llevó la mano a él lugar del impacto y miró a su madre directo a los ojos. La madre salió de la habitación.

Pero la hija fue astuta y ella había observado la forma en que la madre tenía sospechozamente la mano en la espalda, y siguió el camino de su madre con la mirada, sólo para ver que ella escondía un pedazo de papel.

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