Capítulo 2

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Natalie pov.

—¿Celosa? — miro no muy contenta a maisy.

—No — me alejo de la ventana para sentarme en mi cama. —Que hagan lo que quieran porque no me importa — me cruzo de brazos mirando hacia mi prima.

—Si tú lo dices, de todos modos haré como que te creo Nat — sonríe burlona. —Bueno yo me iré a mi habitación porque estoy demasiada cansada y mañana nos espera otro día agotador — se despide de mí y sale de mi habitación.

Rápidamente me acerco a la ventana para ver si ese par seguía ahí pero ya no, no había ni rastro de ambas, suspiro y vuelvo a mi cama.

—Mejor vamos a dormir que mañana será otro día mejor — me meto entre las sábanas y apagó todas las luces intentando quedar dormida pero solo doy vuelta en la gran cama. —Vamos Natalie que te cuesta dormir ya — cierro los ojos y lentamente me fui quedando dormida.

Al día siguiente...

—Nat, oye despierta — escucho que dicen a los lejos. —¡Nat! — vuelven a decir.

—¿Qué? — abro lentamente los ojos. —¿Qué pasó finnegan? — miró a mi prima que me estaba hablando.

—Ya es tarde y debes acompañarme a hacer algunas compras — no le contesto ya que otra vez me estaba quedando dormida. —¡Hey! — abro de nuevo los ojos y me levanto sin ganas.

—Ya voy, podrías esperar afuera por favor — ella asiente.

—Te esperaré en el comedor para que desayunemos antes de salir así que apúrate Naty — me sonríe y sale.

Miro la hora en mi teléfono y veo que son las nueve de la mañana, todavía era temprano además que tengo sueño, ayer me dormí tarde por cosas sin importancia.

Suspiro y me levanto para hacer mis cosas antes de reunirme con mi familia en el comedor.

Después de unos minutos...

Ese baño había sido muy relajante pero ahora tenía que ir con mi familia a desayunar cómo es costumbre desde hace tiempo. Camino por los pasillos para llegar a mi destino pero al querer dar la vuelta termino chocando con alguien.

—Deberías tener cuidado — me dirijo a la persona sin verla. —Me pudiste haber lastimado —.

—Lo siento — ¡Esa voz! Levanto la mirada y es ella.

—¿Acaso estás siguiéndome? — le pregunto de la nada y con arrogancia. —Está es como la tercera o cuarta vez que nos vemos, yo diría que estás siguiéndome — sonrió.

—Disculpe señorita pero no la estoy siguiendo, usted solo se atravesó en mi camino y me está reteniendo más de la cuenta, llegaré tarde por su culpa — esos ojos fríos provocaban algo en mí.

—Pues yo no te he atado a ningún lado como para que me eches la culpa a mi de tu impuntualidad — le apunto con mi dedo índice en el hombro.

No sé de dónde saque tanto valor para hacer eso pero ella solo se quedó mirando la acción de mi dedo y detuvo mi mano.

—Podría lastimarse ese dedo señorita Biden, así que tenga más cuidado — suelta mi mano. —Con permiso señorita que tenga un buen día — me rodea y se va.

Miro mi mano que había sido tocada por la suya y creo que no la voy a lavar por una semana. Niego rápidamente y me apresuro a ir con mi familia que ya me está esperando.

—¿Dónde estabas cielo? — pregunta mi abuelo cuando llegó por fin a la mesa.

—No te preocupes abuelo ya estoy aquí y eso es lo que importa — me acerco a darle un beso en la mejilla al igual que a la abuela para luego sentarme en mi lugar.

Protegiendo al amor (Natalie Biden Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora