Protegiendo al amor (Natalie Biden Y Tú)

Capítulo 3

Natalie pov.

Me quedo en el mismo lugar mirando como la agente strong se iba, parecía que algo le molestaba ya que se deshizo de su corbata.

La seguí con la mirada hasta que entró en una puerta en específico, supuse que llevaba a las habitaciones del personal de servicio.

Mirando con cautela a mí al rededor para ver si alguien se había dado cuenta de lo mismo que yo, pero no fue así. Ya casi no había nadie, todos habían regresado a su trabajo y yo solo estaba a lado de mi prima que sacaba todo lo que había comprado con ayuda del personal de la casa.

— ¿Vienes? — volteó a mirar a finnegan.

— No, quiero tomar un poco de aire y conocer un poco — ella asiente y se adentra.

Mirando a los lados para ver si alguien me veía o se daba cuenta de lo que hacía, caminé hacia la puerta donde se había ido strong. Al estar de frente a la puerta vuelvo a mirar a los lados y giro la perilla.

El pasillo está algo oscuro pero todavía se lograba ver un poco, casi no había puertas o ventanas

Seguí caminando hasta doblar a un pasillo que estaba más oscuro ya que no había ventanas, apenas era iluminado al comienzo por un leve rastro de luz del pasillo anterior.

De la última habitación salía una pequeña línea de luz que contrastaba con la oscuridad habitante. Me iba a dar la vuelta para regresar con mi familia cuando escucho un espejo romperse.

Con los sentidos en alerta busque de dónde provino y fue de la habitación que tenía la puerta entrecerrada. Con cautela me acerqué y observé a través de la abertura, lo que ví me sorprendió e hizo que me preocupará.

_______ tenía la mano derecha llena de sangre, estaba enfrente de lo que quedaba del espejo. Me adentre en su habitación con cautela para ver si estaba bien.

— ¿Quién anda ahí? — volteó tan rápido que me asustó.

— Soy yo, no te haré nada, simplemente quiero saber si estás bien — alzó la manos.

— ¿Qué hace aquí señorita? — me examina con la mirada.

— Vi que no te sentías bien y quería saber si estabas bien — ella asiente y mira su mano llena de sangre que tenía algunos pedazos de vidrio inscrustados.

— Estoy bien — me da la espalda.

Al examinar su atlética espalda, veo que tiene también sangre en una gran cicatriz que permanece en su lado izquierdo. Iba de las caderas hasta llegar a su espalda, antes de los pulmones.

— Pues no lo parece — me acerco a ella. —Déjame ayudarte — ella niega.

— No, no es necesario — se intenta alejar pero tomo sus manos y la jalo para que se siente en la cama.

— Lo voy a hacer y tú ni nadie va a evitarlo, ahora dime dónde está el botiquín de primeros auxilios — la miró seriamente y ella suspira.

— En el baño, atrás del espejo — asiento y me adentro en su busca.

— ¿Por qué hiciste todo este desastre? — parece perdida en sus pensamientos. — Si no quieres decirme, está bien — ella sigue en silencio.

— A veces mi mente recuerda el peor momento de mi vida — dice con voz baja. — Siento que vuelvo a ese momento de mi vida y encontrarme con esta horrible cicatriz que me atormenta cada vez que me desnudo — comienzo a limpiar todo rastro de sangre y a quitar los pequeños rastros de vidrios en su muñeca.

— ¿Cuál es ese recuerdo? — levanto la mirada encontrándome con la suya.

— La muerte de mi madre y hermano —.