i. en un reflejo

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───ᴏʟɪᴠɪᴀ ꜱᴛᴀʀᴋ

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───ᴏʟɪᴠɪᴀ ꜱᴛᴀʀᴋ

Bailar frente al espejo era mi actividad favorita, y mucho de mi tiempo libre en mi infancia lo pasé enfrente del mío. Un espejo con el marco del color de mi pelo, morado. Mi habitación era mi lugar favorito de todo el mundo —tampoco es que conociera muchos lugares fuera de mi casa—, estaba decorado a mi gusto... Era lo que mi tío me debía por ser tan ausente, y por eso creo que era una habitación con un coste absurdamente caro. En realidad, uno de mis comienzos fue en frente de ese espejo.

—A cenar —comunicó F.R.I.D.A.Y., como se había hecho costumbre, a la misma hora.

Fui hasta la cocina, simplemente pensando en que habría hoy de cena cuando escuché a mi tío hablando más alto de lo normal, de verdad que gritaba muy bien cuando se lo proponía, había veces que incluso lo hacía sin pensar.

—Lo he estado pensando mucho tiempo, Pepper, por muy a salvo que esté no se desarrolla. Y por mucho que odie exponerla necesita vivir una vida lo más normal posible.

―¿Y dónde iría Olivia? ¿A qué escuela? ―Pepper tenía una cualidad que a veces me era muy útil, susurrar de una manera tan clara y alta que era imposible no escucharla.

―He pensado que tiene que ver que su potencial en la robótica y la ciencia es enorme. Así que investigué colegios de ciencias y encontré uno idóneo, aquí en Nueva York. 

Me harté de espiar y de no intervenir en mi propio futuro, así que me metí en la conversación de la manera que mejor se me daba: interrumpir de sorpresa.

―Me ha parecido oír que voy a salir, y algo sobre una escuela, ¿a qué se debe? ―y como si fuera increíble que yo apareciera así aunque yo viviera ahí y a menudo diera esos sustos, se sorprendieron. 

Como siempre Pepper reaccionó primero, yendo a por la bandeja con macarrones al horno que habían sido preparados, obviamente, por ella. Porque me tío cocinaba y quemaba todo, será muy bueno en robótica, pero con la cocina era un desastre.

―¿Y bueno? ¿Cómo es eso de que voy a salir? ―insistí. 

―No es una decisión definitiva... ―comenzó a decir mi tío.

―Tus decisiones, por suerte o por desgracia, suelen ser definitivas ―repliqué cruzándome de brazos, mirándolo fijamente, igual que él a mi.

Pepper acababa de terminar de servir la comida, así que nos dijo que nos sentáramos. Cosa que hicimos sin dejar de mirarnos. 

―Quiero una explicación, Anthony ―añadí con burla, aunque en realidad deseaba saber que tramaba, porque mucho de lo que él ideaba no solía gustarme. 

―Sé que si te doy una respuesta que no te convence me leerás la mente sin miramientos. 

―Exactamente, así que ya me estás contando la verdad ―exigí, y creo que lo hice con mala cara. 

𝗟𝗘𝗚𝗘𝗥𝗘𝗠𝗔𝗡𝗖𝗘, peter parkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora