Galletas de jengibre y el árbol de navidad

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— ¡Chicos bienvenidos! — saludó Momo a los recién llegados mientras los conducía al interior de la mansión — Estábamos a punto de empezar a decorar el árbol.

Izuku había dejado su abrigo en el vestíbulo, pues estaba mojado por la nieve, sin embargo gracias al suéter que se había "prestado" de su novio, aún se sentía calientito.

Katsuki por su parte odió con toda su alma tener que dejar su abrigo en el vestíbulo pues aunque también llevaba un suéter por debajo no le abrigaba tanto como quería. 

Odiaba el clima frío con todo su ser pero su pecoso novio parecía adorarlo, sobretodo porque lo había obligado a usar el suéter que tenía cuello alto. Nunca entenderé la maldita fascinación del nerd con esta cosa pensó el cenizo mientras miraba el suéter negro que traía.

— Gracias por recibirnos Momo — respondió el pecoso emocionado. Entrando al salón notando como allí ya estaban Denki, Shinso, Shoto, Kirishima, Mina, Uraraka y Tsuyu.

— ¡Chicos! — saludó efusivamente Denki cuando notó al par entrar al salón.

— Que bueno que llegaron temprano — comentó Mina mientras los saludaba.

— Y bien...¿qué hacemos?— preguntó Izuku mirando emocionado las cajas llenas de adornitos navideños. 

Se ve malditamente tierno pensó el cenizo al ver el brillo en las esmeraldas del más bajo al mirar las enormes cajas llenas de adornos.

— Pues ya que es un árbol bastante grande...podríamos ir ya decorando — respondió Uraraka mientras apuntaba al árbol de tres metros frente a ellos.

— A desenredar las luces entonces — comentó mina acercando una de las cajas.

Izuku empezó a rezar para que su novio no perdiera la paciencia antes de tiempo.

— ¡Ya quedó! — chilló Mina admirando el gran trabajo que había hecho con la decoración del gran árbol

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— ¡Ya quedó! — chilló Mina admirando el gran trabajo que había hecho con la decoración del gran árbol. Sus compañeros asintieron en respuesta mirando la combinación de colores y las brillantes luces que tanto les había costado desenredar.

Los adornos eran del color representativo de cada uno de los presentes. Incluso algunos de sus compañeros también se había traído un adorno especial desde casa para que el árbol fuera aún más especial.

— Aún falta la estrella — apuntó Tsuyu mostrando dicho objeto en la última caja.

— ¿Qué tal si dejamos que Eri la ponga? Llegará en un rato ¿no? — sugirió Shinso.

Todos estuvieron de acuerdo así que dejaron la estrella sobre la mesita para que Eri pueda ponerla más tarde, y fueron apilando las cajas ya vacías para despejar la sala.

— Ya están las putas galletas — gritó Katsuki desde la cocina haciendo que todos los que estaban en la sala se apuraran en terminaran de acomodar las cosas y se dirigieran hacia allá.

Un diciembre agitadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora