Rudolph

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— Chicos...¿que les parece si nos reunimos para celebrar las fiestas juntos antes de irnos a nuestras casas?— preguntó Uraraka mientras sus compañeros se iban sentando en la sala común luego de regresar de su última clase del día.

— A mi me agrada mucho la idea — comentó Momo con entusiasmo pensando en posibles escenarios y actividades que podrían realizar — si quieren podría dar mi casa para la reunión.

— Yo estoy dentro— se apuntó Denki siendo inmediatamente secundado por el resto del Bakusquad exceptuando al líder del mismo, pues aún no entraba a los dormitorios.

El resto del salón se fue apuntando conforme iban enterándose de la idea. Los únicos que faltaban eran Bakugou y Midoriya.

A la clase A no le extrañó la tardanza, pues desde que empezó el segundo año de academia ambos aspirantes a héroes se la pasaban juntos todo el tiempo, desapareciendo después de clases y volviendo a los dormitorios horas después.

Claro que les habían preguntado al respecto, obteniendo un "Fuimos a entrenar" como respuesta haciendo que la curiosidad mermara por un tiempo.

Pero desde hace unos meses la respuesta de "Solo fuimos a entrenar" dejó de convencerlos, las miraditas que se dedicaban día a día y el comportamiento que tenían con el contrario les decían que había algo más ahí. Sin embargo hicieran lo que hicieran, el par no admitía nada, por lo que dejaron de cuestionarlos y solo los dejaron ser.

Sabiendo que probablemente ese día también llegaran algo tarde, empezaron a planificar qué actividades podrían hacer, desde decorar el árbol hasta hacer galletas o ir a la pista de patinaje.

— ¿Y si también hacemos casitas de jengibre?— sugirió Mina entusiasmada.

— ¿Casitas de jengibre? ¿Apilan jengibre?¿No se destruirían fácilmente? — se escuchó una voz infantil preguntar suavemente desde la entrada.

Todos miraron hacia la puerta encontrando a los dos últimos integrantes de la clase A acompañados de la pequeña Eri.

— No son ese tipo de casas Eri-chan— le aclaró el peliverde a la menor— Son casitas hechas con galletas de jengibre, son para decorar y comer luego.

— ¡Chicos! ¡Ya volvieron! Y traen a la pequeña Eri — saludaron a los recién llegados.

— Hola chicos, si, Aizawa-sensei nos pidió que la cuidáramos un momento hasta que termine la reunión de maestros — devolvió el saludo el pecoso explicando la situación — De todas maneras, ¿por qué hablaban de casitas de jengibre? — preguntó acercándose a los sillones donde estaban los demás llevando a Eri de la mano.

— Planeábamos ir a casa de Momo-chan a celebrar estos días antes de que cada quien regrese a sus casas por las fiestas — le aclaró Tsuyu — ¿vendrán?

— Umm, supongo que no hay problema— accedió el pecoso.

Al obtener la confirmación del peliverde, toda la clase miró al cenizo esperando su respuesta, pues era el único que faltaba. 

El ojirubí se debatía entre aceptar o no la propuesta, sin embargo una nueva intervención de la peliblanca hizo que la atención se desviara a la menor y aplazara su respuesta.

— Y-Yo...¿creen que podría ir también...?— habló la pequeña con timidez. 

La última vez que Eri había celebrado navidad también fue junto a la clase A y se había divertido mucho por lo que quería pasar las fiestas nuevamente con ellos. Además al parecer aún habían cosas que le faltaban aprender sobre esa celebración y le gustaría aprenderlas junto a ellos.

Un diciembre agitadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora