Te amo... Pero, ¿qué vamos a hacer?
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El frío que se disipaba con la salida del sol en el amanecer le daba la señal a Suguru de que ya era hora de levantarse.
En otras ocasiones, hubiera decidido dormir de más o solo quedarse a mirar el techo, acompañado de unos largos brazos. Quizá, solo si alguien le pidiera recostarse para seguir durmiendo entre las sábanas y las almohadas lo haría, pero no tenía otra cosa más que hacer para distraer su cabeza de todo lo que sucedía... o lo que sucedió algunos meses atrás, con lo del contenedor de plasma estelar.
Ah, ¿cómo se llamaba?
Las ojeras se marcaban en su rostro como un par de arrugas paliduchas en sus párpados vacíos, y la perdida de peso cada día afectaba más su rendimiento. Lo era, cada uno de los esfuerzos que hacía, debilitándose para hacerse más fuerte y seguir con ese papel que la sociedad le había asignado, cada uno de ellos estaban matándolo.
Un papel del que, por cierto, ya se estaba cansando.
Los días dentro de los lugares aislados dónde brotaban maldiciones como insectos eran oscuros y cansados. La soledad le afectaba de sobremanera y no tenía forma de huir o esconderse de ella; las cosas se habían ido acoplando a una especie de ley absurda que dictaba mandarlo a dónde menos quería ir, tragándose las perlas azabaches una tras otra hasta que simplemente ya no podía.
La garganta llegó a sangrar una vez, y fue doloroso. Vomitó sangre y bilis negra durante tres horas seguidas llegando al punto de llorar, no solo de agonía, también de frustración por no poder detenerse.Nuevamente nadie estuvo ahí. Se repetía a sí mismo que no culpaba a nadie. A Shoko rara vez la veía cuando volvía de las misiones, fumando o hablando con alguien a lo lejos sin pasar a saludarla; y con Satoru, por lo menos sabía que seguía vivo.
Hace mucho ya no lo veía, y solo preguntaba ocasionalmente a Yaga cómo era que estaba, omitiendo el hecho de que su comunicación había colapsado porque Geto había aventado su teléfono al mar algunos días antes, gracias a un ataque de rabia, dejando de recibir las llamadas, los mensajes y las fotos de Satoru.
Dejándolo de lado.Pero no era culpable, ¿verdad? Satoru solo se había ido, y él se solo se había quedado.
¿Quien le dijo que solo por ser amigos tenían que estar juntos a todas horas?
Las ojeras seguían creciendo y los kilos sobre la balanza seguían disminuyendo. El uniforme escolar cada día se hacía más holgado y el estómago se seguía encogiendo.
La mañana volvía a dejarle un airesito tibio en el rostro al abrir la puerta luego de otra ducha, pero, ya no sentía nada, solo un nudo en la garganta que le hacía querer echarse a llorar por la ansiedad que empezaba a carcomer su respiración al darse cuenta de la rutina de mierda que seguía.
Antes, al menos unos cuantos meses atrás, eso de comer maldiciones no sonaba tan malo.Era por Satoru, lo sabía, pero quería quitárselo de la cabeza.
Porque no era su culpa, ¿verdad?
¿Verdad?
Porque quizá era solo él. Tal vez fue solo Suguru quien se fijó ilusiones falsas sobre Satoru y su relación. O por un error de creer que también era fuerte cuando las cosas al final resultaron ser completamente diferentes.
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•| OneShots Satosugu con música mamona |•
FanficRecopilación de Oneshots de estos dos jotos hermosos que me hacen llorar :) /... ¿No he actualizado? Sí, porque mis pinches semanas están de la verga :) pero juro q cuando lo hago es con todo mi amors ✨Notas✨ |- Esta madre se ha publicado como veint...