4. soulmate

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Tuli, o Fiore para la gente de confi, es mi mejor amiga.
Este mismo año tuvo que irse a Europa durante unos 4 meses aproximadamente porque allí le ofrecieron buenas ofertas para sus estudios y todo lo relacionado con el baile.
Nos hablábamos casi todos los días por WhatsApp y nunca nos dejábamos nada atrás de lo que sucedió en el día.

— ¿Qué tal Europa? — removí la cuchara que estaba en la taza que dejó Ivo.

— Es todo demasiado para mí, tenés que venir Kia. Todo es tan bonito allí y la gente es tan amable — sonrío delicadamente mirando la mesa.

— Che, ¿todavía sigue en pie lo del dinero fácil? - dije con una sonrisa pícara.

Soltó una carcajada y dio un golpecito en la mesa.

 — Claro que sigue en pie. Lo tengo todo planeado. Italia, vos en mi maleta, club nocturno... — hizo una pausa y entrecerró los ojos mientras asentía con la cabeza — La verdadera vida, hermana.

— Fua, yo lo veo.

— Háblame de vos, ¿todo bien con él?

Apreté los labios y dejé de jugar con la cuchara.

— No mucho... Estos últimos meses seguía haciendo lo mismo. Drogas, llegar tarde a casa, ponerse violento, asustarme, hacerlo...

La miré y se quedó pensativa, sabía que pretendía decirme, pero no lo hacía para "no arruinarme mis esperanzas".

— Dudo que cambie... Sinceramente no sé como pasó de ser una persona a otra. — añadí.

— Las personas cambian, Kiara... — dijo con una mirada perdida.

— Esta noche íbamos a cenar fuera. Cuando hace planes se le ve tan feliz...

— No te ciegues a ti misma Kia, por favor, tú misma me decías que te estaba haciendo pasar un infierno. Debes parar esto.

Se notaba en su voz que de repente sí se puso seria de verdad, y estaba preocupada por mi.

Es que... ni yo misma sabía si aún quedaba algo de amor por él. Fue todo tan rápido.

— Bueno, no quiero que te enojes conmigo ni nada, — me miró preocupada mientras ponía una mano sobre mi rodilla — solo me preocupo, ¿vale?

— Lo sé Fiore, no te preocupes, siempre voy a tener tus opiniones en cuenta porque eres como mi hermana. A veces, hasta ves cosas que no veo.

— Y por eso siempre tienes que fiarte de mamá Fiorella — dijo en tono gracioso mientras hacía fuerza en su brazo para sacar músculo.

Estuvimos hablando un rato de todo lo que se perdió la otra en cada lugar, los estudios, el estrés...

— Bueno, peque. — se levantó de la mesa y se estiró abiertamente — Tengo que irme, hace 4 meses que no veo a mi Oky.

— Lo vuestro sí que es amor de verdad... — respondí levantándome también y sonriendo tiernamente.

— No ha sido fácil tenerlo lejos durante todo este tiempo, bueno sí, pero no. Al menos ya no me tenía que levantar a la madrugada helada porque me quitaba toda la manta.

Nos reímos mientras nos dirigíamos hacia la puerta.
Salimos hasta la calle, estaba soleado y había unas cuantas personas paseando.

— Me lo habrás cuidado, ¿no?

— ¿A Oky? — reí mirando hacia el suelo — Sabe cuidarse solito.

— ¡Dale boluda, es un bebé! Además, si se pone loco no hay quien lo pare — dijo poniendo los ojos en blanco.

— Si te digo la verdad, no lo he visto casi nunca desde que te fuiste — intenté hacer memoria.

— ¿Enserio? — se sorprendió.

Asentí y miró a su móvil con un sonrisa.

— Es él, no está muerto — me guiñó un ojo.

— Qué genial — dije subiendo un brazo sin ganas.

— No por él momento. Como me entere de que se emborrachó sin mi presencia le corto los... ya tú sabes — me abrazó mientras carcajeaba.

La esperé hasta que desapareció en una curva de la calle.
Era siempre tan despreocupada, eso le encantaba a todos los chicos.

Maldito diablo • TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora