Maldito diablo • Trueno

8. mal príncipe azul

Me topé con la mirada de un chico.
Tenía la mirad del pelo negro y la otra mitad teñido de rubio, en rulitos.
Aunque era más alto que yo, rápidamente me di cuenta que no lo era comparado a los demás chicos.
Vestía un conjunto de chándal azul Nike, unas Nike clásicas y una visera de tenis hacia atrás.
Parecía perdido pero tenía una expresión divertida en su rostro.

― Hija de puta... ― me miró avergonzado.

― ¿Perdón? ― puse una mueca de sorpresa ante su "halago".

― No, no, no. No me refería a vos, disculpá. ― se llevó la mano a la cabeza nervioso.

― Che, ¿pasa algo? ― me preocupé, aunque algo molesta, por su situación.

― Mi gran amiga me ha dado una dirección equivocada para joderme. ― me miró de arriba a abajo dibujando una pequeña sonrisa en sus labios.

Por instinto, me volví a subir el escote. Él desvió su mirada hacia mis pechos un segundo y luego me miró a la cara. Me empecé a poner nerviosa, sin saber por qué. El chico era lindo pero tampoco para tirar flores.

― Esto... ¿y adónde querías ir? ― dije saliendo de la pequeña parte delantera de mi casa para ponerme frente a él.

― Bueno... no sé si lo conocés a Coscu.

― Sí, sí sé quién es, somos amigos... O eso creo.

― Es difícil caerle mal. ― carcajeó ― Entonces sos mi ángel caído del cielo.

― ¿De qué hablás? ― me incomodé un poco.

― Vos también vas a la fiesta por lo que veo ― me miró a los ojos con una media sonrisa.

― Ahh, no. Lamentablemente no puedo ir, estoy esperando a mi novio, hemos quedado.

Al terminar la frase miró al otro lado y me pareció que se puso inquieto.

― Que lástima... ― murmuró.

― Soy la primera en sentirme mal por no acudir al party. ― le aseguré colocando pelo detrás de mi oreja.

―  Eu, un gusto, soy Mateo, ― hizo una pequeña reverencia ― pero vos podés llamarme "mi príncipe azul" ― me guiñó un ojo.

¿Estaba tratando de ligar conmigo o ese chico era así de... molesto?

― Oh, "mi príncipe", yo soy Kiara ― dije en tono irónico y le devolví la reverencia ― pero vos podés llamarme "mi nena trampa".

― Lindo nombre. Encantado, mi nena trampa. ― se mordió los labios ― Suena genial.

― No tanto cuando realmente lo sea. ― esta vez le guiñé yo el ojo ― Y lo de príncipe azul te va con "tu traje".

― Lo he pensando todo, lady. ― se metió las manos en los bolsillos.

― Será mejor que vayas tirando, creo que se estarán muriendo sin tu ausencia de galán.

― Lo sé, pero no quiero hacer que te entre la pena a ti cuando me vaya. ― sonrió gracioso.

― Díselo a mi novio, seguro que se ríe. ― levanté las cejas.

― Prefiero mantenerme anónimo, ya tú sabes.

Me reí, no se como lo hizo, pero me sacó una risa de verdad. Nos quedamos en un silencio incómodo de repente y comenzó a reírse.

― ¿Tienes ataques de risa por la cara o qué? ― pregunté extrañada cruzándome de brazos.

― Nop... Creo que se te va a escapar una... ― dijo mirando mis bubis.

Me puse roja como un tomate y sin pensarlo planté toda mi mano en su cachete. Sonó bastante doloroso.
Kiara, debes controlarte.
Mateo se llevó la mano lentamente a su moflete y me miró con los ojos como platos.

― Lo siento... No quería incomodarte, en serio. Creo que... flashee mucha confi de repente... ― se alejó un poco bajando su mirada al suelo.

Estaba avergonzado y arrepentido, lo pude notar, pero no sé porque la seguí pagando con él.

― ¡Sos un idiota! ¡Salí de acá, la concha de tu madre! ― le grité vaciando mis pulmones.

Su expresión de alegría y diversión cambió a una más confusa y tristona.
Me sentí culpable pero, ¿por qué no podía controlar lo que iba a decir o hacer?

Lo miré aún roja y con el ceño fruncido.

― ¿Es que estás sordo o qué?

― Lo siento mucho... Quería decirte que estás hermosa. ― murmuró.

Sentí mis mejillas ardiendo a más no poder.
Y empezó a alejarse.
Ni si quiera él sabía por donde ir, pero se alejó.

Me puse las manos en la cara y traté de tranquilizarme, estaba exaltada.
Me senté en el escalón de delante de la pequeña delantera y miré mi teléfono.
Eran las 20:10 e Ivo aún no había llegado.
Apreté los ojos enfadada y me eché hacia atrás, reposando sobre la verja.