Capítulo 1

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Jealousy
(Celos)

Coloco mis manos cuidadosamente sobre las mejillas de Monty, él tiene la mirada perdida y su rostro sigue serio, no muestra ningún atisbo de dolor o sufrimiento. Lo había visto tantas veces de esta manera que no me sorprendía, roto. 

— No voy a preguntar por qué fue esta vez.

 Mojo una gasa en alcohol y la coloco sobre su labio dándole toquecitos, él repime una queja apretando sus labios, sus ojos se humedecen, no sabía si era por el dolor que realmente le estaba causando la herida o la frustración e impotencia que sentía.

— No me mires así.— Murmura él todavía con sus ojos perdidos en la nada.

—¿Así cómo Monty?— Vuelvo a mojar la gasa en alcohol.

—Con pena, sabes que lo odio.— Escupe entre dientes.

Doy un largo suspiro cansada siempre de la misma situación, mi mejor amigo era golpeado por su padre desde que éramos niños, lo que empezó siendo agresiones e insultos leves se transformaron en una horrible pesadilla para Monty que aguantaba cada golpe y cada paliza que le propinaba. Después venía a mi casa en un intento de socorro y consolación, se sentaba a los pies de la cama y yo me agachaba a su altura para curar cada herida que decora su rostro. Así fue durante nueve años, hasta que tuve que marcharme. A mi vuelta no había cambiado nada.

— Algún día llamaré a la policía.

 Antes de poder colocar la gasa sobre su pómulo, él coge mi muñeca deteniéndome. Su mirada por primera vez, vuelve a mi y sus ojos marrones están más oscuros de lo habitual, no le ha gustado mi comentario.

— Si lo haces, me llevarán a los servicios sociales.

Sabía lo que suponía los servicios sociales, le trasladaría a un centro de adopción, quitándole la poca libertad que tenían ahora y quitándole la oportunidad de labrarse un buen futuro, el sueño de Monty era ser un buen atleta profesional de béisbol y salir de esta mierda de vida que tiene.

— Solo quedan cuatro años más.— Murmura autoconvenciéndose que eso no era tan malo.— Cuatro años más y nos iremos de aquí.— Acerca su rostro al mío y yo imito su acción y nuestras narices se acarician un par de veces. 

Los besos de esquimal era algo frecuente en nosotros y de lo que la gente hablaba, para nosotros era normal, para las personas del instituto significaba que estábamos saliendo juntos. Solo era un simple costumbre desde nuestra infancia, con seis años comenzamos a demostrar nuestro afecto con besos de esquimal que la copiamos de una película infantil. Montgomery De La Cruz, había sido mi mejor amigo desde que tenía uso de razón, los dos teníamos una gran amistad forjada por experiencias traumáticas, a pesar de ello, los dos nos habíamos apoyado el uno al otro, si uno vivía era por el otro, fue la promesa que nos hicimos con doce años y aún seguía en pie.

— Siento tanto haberme marchado...Si lo hubiese sabido yo...— Comienzo a hablar pero él me interrumpe negando con la cabeza.

— Bee, era tu sueño estudiar allí desde niña, no iba a interferir en eso.— Sus ojos marrones me regalan una mirada compresiva.

— Es lo peor que pude hacer, ahora eres un matón de instituto.— Comento en un susurro.

No recibo respuesta alguna de él, así que continúo limpiando sus heridas. Llegué hace cinco meses a Liberty High el instituto donde estudia mi hermano y mi mejor amigo. Recuerdo la primera vez que entré y la primera escena que vi me dejó completamente horrorizada, Monty encima de un pobre chico pegándole una paliza. Desde ese día una pequeña parte de mí se decepcionó con él, a pesar de eso, entendía su situación y que tenía que descargar su frustración y rabia y la única manera que tenía era agrediendo a los demás. No me siento orgullosa, pero siempre miro a un lado cuando ocurre esto, convirtiéndome en una agresora silenciosa más.

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