Dificultades

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Las cosas en la cena... no fueron mejor.

Primero que todo, ni siquiera tuvieron que tomarse el tiempo de soltar la noticia, la pobre Dolores casi no podía con ella misma, pero, en contra de lo que llegaron a pensar, Antonio terminó siendo mucho más entusiasta al mencionar que las ratas de Bruno, siendo las traicioneras más grandes que el hombre Madrigal había conocido en su vida, habían dicho que un matrimonio sucedería muy pronto en la casa y, antes de que pudiera dejar de comunicar lo que esas sucias rastreras le habían contado, acabó diciendo que su tío, pese a no estar comprometido aún, se uniría con nada más y nada menos que el exnovio de su hermana.

¿Lo peor? Bruno no podía ver con malos ojos a Antonio luego de que este sonriera y le preguntara si él podría ser el niño de las flores junto al tucán.

Por supuesto que el nudo que se instauró en su garganta no desapareció cuando su madre, casi en un punto crítico de incredulidad, se giró a mirarlo para preguntarle si eso era cierto, Mirabel se había puesto a la defensiva y al final Dolores terminó gritando que Bruno miró el futuro y que Mariano ya estaba enterado de lo que sucedería en quien sabe cuánto tiempo.

Sin dudas ese llegaría a ser considerado como el peor de sus días, la familia estaba a la expectativa de que él, por sí mismo, aclarara qué diablos había visto y la noche arruinada porque Dolores no deseaba escuchar más peleas en medio de la cena. Alma estaba paralizada, podía entenderlo muy en el fondo, no dijo nada más y solo se levantó para dar las buenas noches y tal vez esconderse en su habitación para hablar con su esposo por las dudas que tanto la estaba preocupando. Bruno le había escuchado con anterioridad hablar con la vela, lo hacía cuando estaba asustada y no sabía qué hacer, casi como si deseara que Pedro de repente apareciera y le dijera que todo estaba bien, aunque eso fuera imposible. Nunca quiso darle problemas a su madre, pero ahora...

Suspiró.

¿Por qué debía ser tan débil?

---Voy a hablar con ella--- dijo Mirabel en cuanto todos se quedaron callados, con la mirada fija en el lugar donde su abuela estuvo sentada, Bruno le observó y vio en ella la determinación que tanto le hacía falta. ¿De verdad iba a dejar que su sobrina de 16 años resolviera sus problemas?

---Yo lo haré.

No, porque no quería dejarle esa carga, no a ella.

Mirabel estuvo por objetar, pero, en una mirada rápida al resto de la familia y a su tía Pepa que estaba por ocasionar un huracán de los nervios, decidió permitirle hacerlo por su cuenta. Casi podía escuchar su corazón muriendo de agonía al pensar que su abuela sería la causante de otra desgracia familiar, ¿eso era justo?

Bruno tocó la puerta de la habitación de su madre, al menos su brillo no se estaba apagando y eso le dio más confianza de la que merecía. Claro que le dio una rápida mirada a la cocina antes de hacerlo, Mirabel estaba viéndole desde la planta baja con una sonrisa cansada, lo normal luego de estar todo el día yendo de un lado a otro. Su madre preguntó quién era desde el otro lado y Bruno, siendo el cobarde que era, solo le dijo que quería hablar con ella.

Alma salió y, después de un breve discurso, le dejó pasar.

---Mamá... Yo sé que esto es inesperado, pero algo se podrá hacer---mencionó tragándose todo su miedo al menos por un rato, Alma se acercó a la vela y susurró algo que no pudo escuchar, seguro pidiendo consejo---. No se podrá evitar, conoces los alcances de mi don y eso no se me permite. Pero...

---¿Eras feliz allí?

---¿Qué? ---preguntó sintiendo como el nudo no desaparecía y le hacía más difícil respirar, su madre le devolvió la mirada y la luz de la vela hizo resplandecer sus ojos.

Predicciones sin Sentido [Mariano/Bruno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora