Peso

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Pensó.

Bruno pensó por un momento que se había vuelto loco, la mirada de Lucía resplandecía ante la luz de las velas, los ratones dormían sobre las almohadas de la cama de los niños, esparcidos por el colchón en una muestra de la comodidad que sentían.

La niña era muy pequeña, risueña y dulce, no le sorprendía que dijera tales cosas sobre el futuro de Bruno, pero Luis era un caso aparte, estaba acostumbrado a velar por la seguridad de su hermanita, bañarla y lavarle la ropa que antes eran trapos desgastados, era dulce todo lo que él hacía por ella, pero verle enfrascado en las sábanas era... extraño.

---Como dije señor Bruno, Lucía no está acostumbrada a que alguien más la peine, yo no lo hago tan mal, pero no sé trenzar muy bien el pelo de niña, así que me estaba preguntado si... ¿Puede hacerlo usted?

---Yo tampoco soy un experto en esto, no recuerdo la última vez que trencé cabello, en realidad no estuve con mis sobrinas cuando ellas eran pequeñas así que no he practicado mucho---dijo queriendo quitarse la sensación de estar cargando con las esperanzas de esos dos niños, era un adulto, pero en el fondo le temía a no ser capaz de complacerles, los niños eran grandes soñadores, pero podían desilusionarse con la misma facilidad con la que empezaban a crear posibilidades; Luis hizo un puchero como si estuviera dispuesto a reclamar, pero, en vez de eso, se dedicó a callar lo que fuera que quisiera decir y a mirar a las ratas.

Bruno no era un experto en el comportamiento humano, pero sentía que lo que sea que Luis estuviera pensando estaba encasillado en no verse como una molestia para los demás, suponía que el hecho de poder ver a través de eso se debía a sus propios sentimientos, Luis no quería ser un niño malcriado por lo que sólo ignoró que sus deseos no serían cumplidos como si ya le hubieran regañado con anterioridad por pedir cosas similares.

Eso le dejaba un mal sabor en la boca por lo que, luego de soltar un largo suspiro, respondió.

---¿Viste como quedaron las trenzas que le hice ayer? Eran pésimas, no creo que Lucía quiera que su cabello sea un desastre---sí, se estaba recriminado por haber hecho una más alta que la otra. Miró a la nombrada la cual le devolvió mirada con gracia---¿O si quieres?

La niña pareció pensarlo por un momento para sonreír muy grande.

---Luis no es muy bueno haciendo trenzas tampoco y a él no le da pena, ¿Por qué a usted sí? Yo no me voy a reír, se lo juro---era adorable, demasiado, que una criatura de ese tamaño quisiera hacerle creer que no se iba a burlar por sus nulas habilidades de trenzado era tierno y ponía de buenas a su corazón---. Tú tampoco te vas a reír ¿Verdad Luis? ---su hermano negó con rapidez, ella volvió a mirarle---. Si alguien se burla Luis y yo nos vamos a encargar de que esa persona le pida perdón, se lo prometemos.

Oh, diablos, ¿Cómo iba a decirle que no a eso?

---Bueno, pero necesitaré que alguien que sepa trenzar me diga si lo hago bien, ¿De acuerdo? ¿Tal vez Luisa? Ella misma se peina todos los días, yo creo que le quedan muy bien---Luis se mostró ilusionado al escuchar el nombre de su heroína salir de sus labios, sin dudas era una excelente idea proponerle tal cosa, antes de que pudiera agregar que iría a buscarla Luis negó.

---Mejor no, Mirabel me dijo que el señor que iba con usted cuando nos encontró sabe mucho más que nadie en el pueblo sobre trenzado.

---¿Mirabel dijo eso? No creo que Mariano...

---Sí, ella me dijo que incluso Dolores aprendió a peinarse para poder hablar con él.

Ok, eso era raro, ¿Por qué de repente las cosas que su sobrina había o no hecho para acercarse al Guzmán eran reveladas tan fácilmente?

Predicciones sin Sentido [Mariano/Bruno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora