Capítulo 4: Atrapado

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Clown Convertido

Jimin se encontraba en la larga mesa muy alejado del señor Min. Desde

el encuentro en la cocina apenas se habían dirigido la palabra y el toque

de los cubiertos contra la mesa era lo único que se escuchaba. El chico

de cabello rosa se mantenía con la mirada cabizbaja comiendo casi con

timidez

Como si llenarse fuera un crimen imperdonable ya que él jamás lo había

podido sentir. El satisfacerse para él era una sensación desconocida,

completamente irreal y tan... banal al mismo tiempo. Se sentía satisfecho

y aquella sensación de satisfacción se esfumaba a los pocos minutos.

Algo le faltaba, llenar no solo su pobre estómago hambriento. También

necesitaba llenar su pobre corazón hambriento de amor.

— Gracias por la co-comida, señor Min. — Agradeció Jimin débilmente

encogiéndose en su asiento al sentir la mirada del hombre sobre él. — Y-

yo... se lo agradezco.

— Yo no preparo el desayuno, caramelo. — Contestó el hombre con una

sonrisa ladina.

Jimin volvió a tensarse ante el apodo y por inercia se encogió más

hundiendo su cabeza entre sus hombros como si quisiese desaparecer.

Cual tortuga tratando de esconderse dentro de su caparazón. Pestañeó

observando el plato casi vacío y tragó pesado antes de picotear un poco

con los cubiertos y llevarse un bocado a la boca.

— Bueno... — Se animó a hablar después de un gélido silencio. —

Gracias al menos po-por darme una mesa.

Esta vez no hubo contestación y Jimin no se animó a voltear para ver si

el señor Min había hecho algún gesto. Finalizaron de desayunar y la

mujer -de nombre Magda si mal no recordaba Jimin- llegó a recoger sus

platos a paso veloz junto con otras mujeres.

— A mi oficina. — Ordenó el señor Min haciendo una seña para que lo

siguiera. — Ven.

Jimin gesticuló un muy suave "sí, señor Min" antes de seguirlo un par de

pasos más atrás. Observó su espalda, bajando poco a poco por sus

piernas y regresar nuevamente la vista a su espalda. Se abrazó a sí

mismo por estar observando así al hombre que le había dado hogar pero

no podía evitarlo. El señor Min tenía algo... algo que te hacía observarlo

cada vez más y más. Te atrapaba y era imposible desviar la mirada.

Llegaron a una puerta después de cruzar unos pasillos vacíos y el señor

Min abrió. Apuntó con su barbilla el interior invitando al lindo payaso a

entrar primero. Jimin se tornó rojo y bajó la mirada al instante pasando

Clown Convertido |YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora