Desconocido © [Oscuros #1 ✓].

4. ¿Tú otra vez?

-¿Qué haces aquí?

El funeral había acabado y tuve que escabullirme de mis amigos para poder acercarme a él.

-Mi deber como ciudadano es darle el pésame a mis vecinos.

-¿Tú deber? Estoy segura de que eres el culpable de todo esto.

Río sin gracia y negó con la cabeza.

-Ay, guapa. Si supieras.

-¿Quién eres?

-Eso no es importante. Solo estoy intentando ayudar.

-¿Ayudar? Si no hubieses venido aquí nada de esto hubiese pasado y a mí no me hubiesen secuestrado.

Mierda, me di cuenta muy tarde de lo que dije y el me miró confundido.

-¿Secuestro?

En su cara se podía notar la confusión, no debía haber hablado.

Estúpida.

-Eso no importa. Dime tú nombre.

-Me llamo Jaden.

Sonrió y me ofreció su mano en forma de saludo y la acepté. Besó mis nudillos y pude sentir su respiración caliente y sus labios fríos llevando una sensación de escalofríos a mi espina dorsal.

-Diría que mucho gusto pero no soy mentirosa.

-No soy el culpable de las desgracias pequeña Ashley. Y apenas el juego está por comenzar. Y tú estarás en primera fila para verlo, porque así el lo quiere.

Esa frase...

¿Él? ¿El quién?

Mi cabeza comenzó a doler y cerré los ojos por instinto, al abrirlos otra vez el no estaba ahí.

Jaden...¿Quién eres, Jaden?

Estoy seguro de que el tiene que ver con esto de alguna manera.

Y yo me encargaré de descubrirlo.

(...)

Me encontraba en el club más exclusivo de todo Hamblet con mis amigos. Mis ganas de ir a casa se resumían en cero.

No quería escuchar a mis padres pelear otra vez, y mucho menos verlos fingir frente a todos como se "amaban".

Bebí del trago que tenía en mi mano y sentí mi garganta calentarse. Pedí otro y lo bebí rápidamente también.

-Agua para la señorita.

Sentí una voz familiar a mi lado y puse los ojos en blanco.

-¿Puedes dejarme beber?

Miré a Jasper y el me dio una sonrisa ladeada.

-No. Sé que no estás bien pero no dejaré que te emborraches.

-¿Por qué no?

-Sabes porqué Ashley. Así que bebe agua.

Abrió una botella y me la dio. Bebí de mala gana porque el me estaba observando. Odiaba que se comportara tan sobreprotector, como si le importara.

-Ahora ven. Vamos a casa.

-No quiero ir a casa, Jasper.