Parte III.
Verano de 1986.
A los diecisiete años ambos parecieron entender que todo lo que les envolvía era demasiado afectuoso. Dos hombres acariciándose era raro. Al menos para los ojos inquisidores de los vecinos del pueblo. En la plaza, en el supermercado, en la parroquia; nunca podían entrelazar sus dedos. Ni acariciar su pelo o espalda desnuda, como cuando dormían juntos. No como en ese instante, donde solo existían ellos dos y la sombra de un limonero, futuro cómplice de los más amargos secretos.
-Quiero ir a la discoteca.- Haechan había pronunciado sin saberlo la sentencia de no retorno para los dos. Una porción de limón colgaba de su boca.
-¿La discoteca?. ¿Qué discoteca?
-¡Venga ya! La única que hay, Mark. Ya sabes, la gente baila, ponen música y bebida...
-Oh. ¿En serio quieres ir? Pensé que no te gustaban esas cosas.
-Y no lo hacen, pero me apetece. Mi hermano nos colará y si su amigo está de camarero ¡podremos beber gratis!.- Haechan cortaba la cáscara amarillenta evitando mirarle. -Me gustaría que fuéramos juntos.
-No soy de fiestas, ya sabes.
-¡Venga, Markiu! Tus abuelos estarán encantados de que salgas de casa un día y dejes de escribir poemas como un bohemio.
-¡N-no escribo poemas, idiota!
- "Qué es poesía, dices mientras clavas tu pupila en mi pupila azul... ¡y tú me lo preguntas! Poesía eres tú, Haechan."- aún podía oír la risa burlesca de su amigo mientras el luchaba por ponerse encima de su torso para hacerle cosquillas. Solo quería molestarlo. El menor había cesado la risa para acribillarlo con sus ojos, en una mirada que no podía descifrar. El cuerpo de Mark dejó de responderle. Le ardían las mejillas y prácticamente toda la cara, pero maldita fuera su mente. Maldita fuera por pensar lo bonito que se veía Hyuck tumbado en el césped, con los labios separados y su pelo tintando del color del ocaso mezclándose con la hierba. Mark apenas podía respirar, de nuevo. -¿Vendrás?
-¿A dónde?
-A la fiesta, idiota.
-Yo... - Haechan colocó la piel blanca del limón entre sus labios. Él limitó a morderla despacio. -Está bien.
No estuvo bien. Mark odiaba las discotecas. Sonaba música que no conocía, un montón de gente bailaba de forma ridícula o algunos chicos de su edad se veían patéticos apartándose para fumar y pretender que eran maduros por ello. El humo del tabaco hacía sus ojos llorar. Le hubiera gustado poder contarle a su yo de ese entonces las razones por las que atender a esa fiesta fue un auténtico desastre. Pero quién pudiera volver a ser un adolescente... volver a ver la vida de una forma tan superficial como su yo de diecisiete años...
-Un vaso de vodka para el señorito Hyuck y una cerveza para su amigo.- Lucas, el amigo del hermano de Haechan, tenía uno de esos rostros que podían convertirse en portada de una revista. Le recordaba a la estrella del momento, Madonna; provocativo. Era incluso más atractivo que ella. Cada vez que sonreía su bello se erizaba debido a la descargar eléctrica que recorría sin compasión su espina dorsal. -¿Habéis ligado ya?
-No, qué va. Nadie se fija en unos pringados como nosotros.
-No creo, una rubia de la pista no te ha quitado el ojo desde que has entrado.- Mark no quería intervenir en la conversación. Su pecho de hundió con cada palabra del mayor. Pero no dijo nada. No pronunció palabra hasta que hizo contacto visual con la muchacha que no apartaba la mirada de su amigo mientras bailaban bajo el ritmo de alguna banda pop del momento.
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lemon taste ✰𝗺𝗮𝗿𝗸𝗵𝘆𝘂𝗰𝗸
FanfictionMark aún podía notar el sabor del estío de sus quince años en la punta de la lengua; agradable pero amargo. Como el limón que crecía en ese limonero. Agradablemente amargo; como Lee Donghyuck y su rostro angelical. ᱺ la historia NO ME PERTENECE, sol...