❛ ː ՞ ❪ 𝐌𝐈𝐍𝐉𝐄𝐎𝐍𝐆 ❫ ⸻ 𝐌𝐔𝐓𝐄¹ ᠉

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— ¿Porqué no me dijiste que era tu cumpleaños?

Jeongin vió con su único ojo disponible, ya que el otro estaba detrás de una pequeña toalla con hielos y se encogió de hombros.

La fiesta de cumpleaños era exclusivamente familiar, pero era porque Jeongin no tenía amigos para invitar, todos habían quedado en Busan y no habían podido venir.

Así que sólo estaban ellos dos, entre los padres de Jeongin, su abuela y un par de tíos, porque, de nuevo, muchos se habían quedado en Busan.

— Ni siquiera te tengo un regalo, Jeongin— dijo, pero el otro sólo se encogió de hombros—. No, no hagas eso, a mí me molesta mucho cuando no me traen un regalo en mí cumpleaños, es que... Es una de las pocas ocasiones del año donde te dan un regalo.

Jeongin lo apuntó y luego movió el dedo negativamente.

— Bien, yo no me contengo cuando quiero regalarte algo.

Eso hizo a Jeongin sonreír, pero hizo una mueca de dolor cuando el gesto le tiró la herida del labio.

Minho suspiró, todavía tenía ganas de matar a esos chicos.

Los había visto salir del baño, carcajeandose, uno de ellos lo miró, con esa sonrisa egocencentrica.
"Tu novio te estaba llamando" dijo, para luego hacer una "o" con los labios, burlándose de la mudez de Jeongin "Oh, cierto" y no escuchó más porque había ido corriendo hacia el lugar.

Jeongin se dió cuenta de qué debía estar pensando Minho, se acercó a él para apoyar una mano en su hombro, negando con la cabeza para que se olvide.

Minho alzó la vista hacia él.

Jeongin era un chico muy dulce, demasiado cálido para un mundo tan frío, con personas que querían apagar ese calor, ese brillo en los ojos y que planeaban amargarlo.

Minho temía que desgraciadamente, había enfriado bastante la  personalidad del chico, aunque con él no era así, en cuanto Jeongin volvía a estar solo parecía apagarse.

Y no lo merecía, no merecía nada de eso.

— Jeongin, creo que deberías cambiarte de escuela— dijo.

Las palabras hicieron que las cejas de Jeongin se alzaran, abriendo los ojos con lo que parecía miedo, comenzó a negar efusivamente, haciendo señas con su única mano disponible. Minho intentó tranquilizarlo, tomando su mano entre las suyas, conteniendola.

— Tranquilo, shhh... Yo me cambiaré de escuela también— dijo—. Estaremos juntos, seguiremos juntos.