CAPÍTULO 1

38 1 5
                                    

Sonó el despertador... Era lunes y tenía que ir al instituto. La verdad es que ir al instituto no me apetecía mucho y menos aún un lunes levantarme a las siete de la mañana para aguantar a todos mis compañeros de clase... De toda la clase solo me caían bien dos personas, mis mejores amigos: Judith y Mateo, ellos dos llevaban conmigo desde pequeña, saben de mi prácticamente todo, ellos son los únicos que me dan alegría para ir al instituto, y por supuesto Rayo (mi perro, un husky) que siempre que abría la puerta para ir a la cocina a desayunar me recibía tirándose encima de mí como si de eso dependiese su vida.

Conseguí hacer el esfuerzo de levantarme de la cama después de apagar el despertador del móvil y cuando conseguí que el móvil dejase de emitir aquel sonido de alarma que odiaba vi que tenía un mensaje de mi mejor amiga Judith dándome los buenos días (era ya como una tradición, si ella no me daba los buenos días significaba que algo iba mal), bajé a la cocina a prepararme el desayuno y cuando entré por la puerta vi a mi madre sentada hablando con mi padre por teléfono.

— Si cariño, sé que tengo que ir a comprar pan... Lo sé, cuando Julie se vaya al instituto limpiaré la casa e iré.

A mi padre le encantaba el pan, siempre llamaba a mi madre por las mañanas para que cuando saliese a comprar cogiese pan mientras él estaba trabajando, mi padre trabajaba en un restaurante muy famoso de la ciudad, no como chef sino como vigilante de seguridad (solo tenía turno de mañana, eso quería decir que por las tardes y por las noches estaba en casa), mientras que mi madre era la encargada de la casa y de Rayo (no nos podemos olvidar de él).

— Adiós cariño, que pases un buen día. — Mi madre colgó el teléfono.

— Buenos días mamá. — Le dije a mi madre sin muchos ánimos (casi nunca solía dar los buenos días cuando me despertaba, es uno de los malos hábitos que tengo.)

— Buenos días cariño, prepárate el desayuno, yo tengo que sacar a Rayo, después me iré a comprar, que te vaya bien en clase. — Me dio un beso muy rápido en la frente y desapareció tras la puerta. Mi madre era una persona muy nerviosa y siempre tenía que estar haciendo algo.

Desayuné lo mismo de siempre, un cuenco con leche, cola-cao y cereales, no demasiado para ser la comida más importante del día pero suficiente para mantenerme en pie, y cogí la mochila del instituto y fui de camino hasta que llegué a la casa de Mateo, me pillaba de paso su casa mientras que la de Judith estaba bastante más lejos y tenía que coger otro camino, asique lo que hacía era ir a casa de Mateo y esperar a que saliese para ir con él al instituto todas las mañanas.

— Buenos días tontita. — Me dijo Mateo como forma de saludo y vino para darme un abrazo.

— Buenos días inútil, ya veo, tan amable como siempre. — Le respondí con un tono gracioso, más bien para picarle.

Fuimos los dos juntos caminando hacia el instituto con música en mi móvil (me encantaba la música, era un modo de expresar mis sentimientos), mis gustos musicales son muy variados, pero en ese momento estaba escuchando Beret (un cantante que me encantaba) mientras hablaba con Mateo.

De repente vi algo moverse muy rápido enfrente nuestra, me asusté y le di un golpe a Mateo en el brazo.

— ¡¿QUE A SIDO ESO!? — Gritó asustado.

— Vaya, veo que te has dado cuenta de que algo se ha movido y no soy la única loca aquí, pensaba que con tus pocas neuronas quizás no te habías fijado de que a pasado un velocirraptor por enfrente nuestra. — Le dije con ironía y con cariño (me gustaba mucho meterme con él, si insultaba a alguien de ese modo significaba que me caía bien y que le quería, se me notaba mucho cuando insultaba en el mal sentido o en el buen sentido) .

Resurgir de las cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora