1. Veneno | Tom Riddle ✔️

12. Regalo.

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Las vacaciones de Navidad llegaron y se fueron, y demasiado pronto volvió la rutina diaria. Ravenclaw y Slytherin compartían una larga clase de Pociones. Al principio del curso Slughorn los había emparejado según sus notas y así, Cassiopeia y Tom habían acabado compartiendo mesa.  

La actuación de Tom en el Baile de Yule había impresionado a los profesores, especialmente a Slughorn. Cada vez que Slughorn pasaba por su caldero, los miraba con alegría.

—"Creo que tiene una impresión equivocada de nosotros", — susurró Cassiopeia.

Tom sonrió. 

—"No hay bien o mal, sólo hay útil o inútil".

Cassiopeia frunció el ceño. 

—"¿Entonces no te importa?" 

— "¿Por qué habría de hacerlo? Slughorn tiende a compartir su impresión con los demás. Si comparte ésta con Dumbledore podría ser realmente útil. Si Dumbledore cree que uno de sus alumnos favoritos confía en mí, puede que se vuelva un poco menos suspicaz y quizás un poco menos atento."

Cassiopeia resopló.

— "Seguro que ni siquiera tú puedes pensar de verdad que yo podría influir en la opinión de Dumbledore de alguna manera. Si realmente creyera que confío en ti, probablemente sólo cuestionaría mi cordura. " — Hizo una pausa. —"Y de alguna manera no podrías culparlo, ahora, ¿verdad?"

La sonrisa de Tom se hizo más amplia.

— "No habría pensado que todavía tuvieras una opinión tan alta de ese viejo y repugnante tonto. Sin embargo, aparentemente sigues siendo la misma chica que pasó toda una noche llorando porque el gran Dumbledore escribió un comentario grosero en su primera redacción de Transfiguración."

Cassiopeia miró a Tom.

— "Nadie lo sabe".

— "Yo sí lo sé. Y yo sé mucho más". — La voz de Tom era petulante.

Cassiopeia continuó mirándolo y de repente una sonrisa genuina cruzó su rostro.

—"Diría que decidiste tus lealtades cuando elegiste hacer un trato con el diablo en lugar de soltar tus recuerdos". 

Hubo un momento de silencio. Cassiopeia se volvió hacia su poción y la agitó en el sentido de las agujas del reloj, como era necesario. Sabía que tenía razón.

— "No te preocupes; conozco mis lealtades. Sin embargo, Dumbledore es un gran mago y definitivamente no es tonto. Él ve quién eres realmente".

Vio cómo el puño de Tom se apretaba alrededor del mango del cuchillo con el que estaba cortando las colas de las salamandras. Sus nudillos se volvieron blancos y cortó las colas con más fuerza de la necesaria.

—  "Lo sé", — gruñó Tom. Después de un momento añadió: — "Y sé que es mi maldita culpa". — Un destello de ira cruzó el rostro de Tom. 

Agarró con furia las colas de salamandra cortadas, pero antes de que pudiera arrojarlas al caldero, Cassiopeia le bloqueó la mano con la suya.

— "Las instrucciones dicen que hay que remover la poción en sentido contrario a las agujas del reloj primero".

Tom miró la mano de ella sosteniendo la suya. Quería apartar la mano y maldecirla por haberle tocado pero, extrañamente, su mano no se movía, relajándose lentamente bajo su contacto.