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Con la ropa interior colgando de uno de sus pies y las piernas en los hombros de la alfa, Jennie tenía una almohada en la cara tratando de acallar los gemidos que amenazaban con salir de su boca.

El cómo la alfa entraba y salía constantemente a un ritmo fuerte y marcado hacía que su cabeza se nublara debido al placer que le provocaba, la manera en que está estaba inclinada sobre ella hacia que la coherencia se fuera.

A la madre de Lisa la habían llamado de urgencia al hospital en el que trabajaba y se había retirado, y el padrastro de Lisa no llegaba hasta altas horas del trabajo debido a su restaurant.

— Sacate eso de la cara —jadeo la alfa inconforme con ver a la omega cubriéndose y tratando de callarse, a Lisa le constaba que no había nadie en casa más que ellas dos— quiero escucharte gemir mi nombre —gruñó—

Sin embargo la omega no le hizo caso, su ceño se frunció antes de salir de omega y sentarse con las piernas abiertas en la cama, le quito la almohada a Jennie de la cara deleitandose con la imagen que le ofrecía, los labios rojos entreabiertos, el sudor perlado en su cuerpo desnudo totalmente expuesto a la alfa y los ojos lagrimosos, era hermosa.

Levantándose sobre sus brazos, Jennie se quejo debido a la pausa, sus ganas eran tantas que no lo pensó cuando se sentó y gateo hasta quedar frente al pene de la alfa y frotar su mejilla ahí. Dejó un beso en la punta sobre el condón escuchando el jadeo de Lisa para dejar una línea de besos por todo el abdomen hasta llegar a la boca de la alfa y unir sus bocas en ese contacto sucio que anhelaba, poco a poco comenzó a subirse al regazo de la otra dando círculos lentos mientras rozaba su entrada con el pene de la alfa antes de dejarse caer y morder el labio de la alfa.

Si... Así me gusta —sonrió Lisa tomando las caderas de la omega y haciendo que comenzar a saltar, la otra siguiendo el movimiento guiado sumisamente— Me gusta que seas tan sumisa

Incluso si Jennie se retorcía sobre Lisa  al llegar al orgasmo la alfa no dejaba que se moviera y seguía penetrando incluso sobre la estimulada entrada que chorreaba lubricante mojando la cama.

¿Puedo usarte aún hmm? —preguntó al alfa y la omega asintiera mordiéndose los labios, sus ojitos llorosos dándole un toque lujurioso a su mirar—  Pequeña omega sucia, anda, date la vuelta y muéstrale a tu alfa que tan dispuesta estas a complacerla


Shy Shy Shy (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora