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Takemichi siempre se ha considerado un omega sin gracia alguna, a sus 26 años sentía que ya era muy tarde el solo esforzarse, conformándose estar solo hasta el último de sus días ¿Cómo podría pensar...
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-... Y por eso renuncie a mi trabajo - termino decir el omega sorbiendo su nariz bajo la apática mirada de Mikey, quien no era reconocido por mostrar emociones en sus ojos pero que por debajo de la mesa jugaba con sus dedos como si pudiera tener en ellos aquellos cuchillos con los que torturaba, no ayudaba que en el labio de Takemichi se destacara la herida por el golpe que le habían dado
... Si, la tortura no era una opción tan lejana
- Y ¿Recuerdas cómo era,Takemitchy? - comento finalmente Mikey dejando ir los ficticios cuchillos para jugar con el borde de su vaso de sake que había pedido
Ambos se encontraban sentados en una cabina privada de uno de los bares que manejaba, a esas horas era difícil encontrar otros lugares abiertos e incluso si los había, Mikey no podía mostrar su apariencia cuando podría ser reconocido
- Hmmm... tenia una cicatriz cerca de la boca, y un corte de pelo ridículo - comento antes de reírse con suavidad, el alfa no podía evitar mirarlo fijamente ante esa luz que parecía trasmitir, aunque también estaba anotando mentalmente a la persona que mataría más rato, se divertiría cuando este efímero momento con su destinado llegara su fin - pero... estoy mejor, no me paso nada y me siento mucho mejor ahora que hable con Mikey-kun - sin mas le sonrió, aunque pareció nervioso - No puedo creer que te conté mis problemas a penas te vi, pero estoy dispuesto a escuchar los tuyos también ¡Soy un muy buen oyente! - termino por decir aferrándose a su taza de te tibio, tenia los ojos rojos de tanto llorar y sus mejillas seguían irritadas por el autogolpe que se había dado
Mikey sin poder evitar se rio divertido
- Eres gracioso, Takemitchy - comento recordando como su destinado había entrado en pánico cuando llegaron a ese bar, pidiendo té entre tartamudeos por no conocer los tragos que se ofrecían o como sus ojos se abrieron ampliamente al ver los precios de lo que estaban pidiendo, lo había mirado sin creer el precio de una taza de té- pero, me gusta escucharte - una de las primeras conclusiones a las que había llegado, aun se cuestionaba si le gustaba mas su voz o aquellos ojos que trasmitían con libertad cada emoción que sentía... no, definitivamente aquel azul tenia el primer puesto - Si, creo que eres muy bonito - sentencio en voz alta, el alfa nunca había sido una persona con filtro a la hora de hablar, recordaba ser muy terco en algún punto de su vida, pero ahora... no necesitaba de aquello para dirigirse a su destinado
