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—Le gustaba, quizás no debía declararse pero, de esa manera podría desacer lo que sentía dentro—

—T-tu m-e g-gustas— había dicho con la voz muy entrecortada, con sus ojos cerrados y su mirada baja—

—Ah?— fue lo único que contesto el niño frente a ella— Eres tan tonta!— aquel niño frente a ella reía con algo de burla—

—La castaña estaba mirando aquel niño no podía verle el rostro de el, ya que se veía algo borroso—

—Tu no me gustas— el le había rechazado, los ojos de la pequeña niña castaña comenzaban a llenarse de lágrimas—  Oye cara...— no siguió escuchando la voz de el niño, por qué se alejó de él sin dejarle hablar más—

—No paraba de soyosar, de sentir su corazón destruido, de sentir que todo eso era por su desgraciada vida—

—Su rostro estaba llenó de lágrimas, las clases en la primaria habían terminado, lo bueno era que se había declarado luego de su última clase en la escuela—

—Ahora se dirigía a su casa, sus mejillas estaban sucias por aquellas lágrimas y su voz ni siquiera quería dar las ganas de pronunciar algo, si ya desde antes no hablaba, ahora sentía que se moría por no hablar—

—Al llegar a casa izo el menor ruido que pudo para poder subir a su habitación y poder encerrarse hay hasta el día siguiente si era posible—

—Pero, fue imposible, ya que unos pasos se acercaron a la entrada y al divisar a la niña castaña, comenzó a reir—

—Ochako~ — la risa de su padrastro sonaba divertida, muy asquerosa también y comenzó a caminar hacía la ella, la cual estaba al lado de la puerta temblando— Tu mami, no a llegado ¿Sabes?— mencionó la voz masculina más cerca de ella—

—De-dejame— trato de hablar bien pero, le costaba, no podía hablar bien—

—Vamos a jugar~ — la castaña trato de abrir la puerta para salir pero, el rápidamente ejerce fuerza en la puerta haciendo que la castaña no la pudiera abrír— Juega conmigo Ochako~ —la castaña se alejó de él entrando a la sala, el la siguió—

—"N-no no, no o-otra vez, e-el" estaba entrando en pánico, tenía miedo y el se acercaba más a ella—

—Ochako~ — detestaba que siempre le llamara por su nombre con ese tono, tan asqueroso, donde estaba su madre? Por qué no llegaba? Por qué le pasaba esto a ella?—

—El hombre sin esperar más se abalanzó hacia la castaña tomando sus manos y levantandolas hacía arriba—

—Su-suel— su voz se entrecortaba y lágrimas de miedo, de terror comenzaban a bajar por sus mejillas—

—Vamos a jugar— era un maniático sonreí de esa manera mientras se dedicaba apretar más el agarré en sus manos—

±

—Se despertó de inmediato, lágrimas gruesas y llenas de terror bajaban por sus mejillas, había sido otra vez esa pesadilla, la misma de todos los días pero, esta vez se encontraba llorando mucho más—

No me conocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora