Fin . 🥂

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Nuestros hijos siempre nos superan.

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Pov. Magnus

Habíamos regresado de un viaje que para mí fue divino. Andrew tenía que regresar con prontitud a la Brooklyn por temas de trabajo, pero yo quería pasar uno o dos días con mi familia. Antes de regresar con tiempo y sin nada de apuros, por lo que decidimos que todos volveríamos en mi vehículo, los cinco niños atrás y Alec a mi lado, por primera vez sentía que debía cambiar de transporte, aunque al voltear caímos enamorados Rapha estaba en el centro Max en su hombro derecho llevaban a Madzie en sus piernas y Gideon entre él y la silla de Santiago, mis hijos se amaban y eso me hizo reflexionar el resto del camino, hasta que llegamos a una tienda de ropa que debimos detenernos a comprar para todos, aunque Alexander siempre estaba administrando mis finanzas.

Por querer tardarme un poco más, decidí regresar por la costa así que tardamos el doble del tiempo. Al llegar a Carolina del Norte, hice una parada obligatoria en la playa, pero nos quedamos en un campamento, para regalarle a mis hijos una experiencia natural digno de ellos. Max se veía feliz, pero cuando se sentía perdido o había muchas personas el chico se aferraba a Alexander y este lo comprendía tomando de la mano al pequeño. La noche antes de regresar, alquile una tienda de acampar pedí que la decorarán de manera especial.

En la noche los niños estaban cansados, de verdad habían pasado jugando todo el día, hasta Rapha había cambiado su móvil por la diversión. Cada uno en sus camas, aunque no logramos que Max durmiera en la suya, cada noche lo hacía con su hermano mayor.

Alexander fue por su pijama, pero yo lo detuve le hice señas que me siguiera llevando con nosotros el monitor de bebé. Me preguntó para dónde íbamos y solo le sonreí, no quise tapar sus ojos quería que el momento fuera único. A lo lejos un camino de velas se veía en la oscuridad de la playa. Llegamos a la tienda todo era hermoso, tan hermoso que hasta yo me emocioné.

-Magnus, es bellísimo -su sonrisa era inmensa.

-De verdad que si, hasta yo me sorprendí -le confesé.

Respiré profundo y busque algo que tenía en mi bolsillo desde que llegué a Texas.

-Alexander -llame su atención- sé que en los estos últimos tres años me he portado mal contigo y no te lo merecías, tú me has amado como nadie lo hizo, aceptaste a Raphael como tú hijo, sin ningún tipo de reparo, me diste cinco hijos más, siempre con la protección de padre que me fascina -limpie mis lágrimas- y nunca perdiste la fe en recuperar a nuestro Max, tuviste el valor de abandonarme cuando estúpidamente te rechace.

-Siempre te ame... Desde que entraste al salón y me dijiste gordo en mi cara -se carcajeo con el recuerdo.

-Qué imbécil fuí... De verdad perdón por todo lo que te hice -le arrodillé delante de él.

-No tienes porque arrodillarte Princeso, yo te entiendo y te perdono -esa ternura siempre me derretía.

-Es que no solo me arrodilló para pedirte perdón, sino también para decirte que te amo con mi vida -saque una caja de mi bolsillo y la abrí -Alexander Gideon Lightwood ¿Te quieres casar conmigo?

Mi Historia 🥀 || S.S. Amigos «Malec»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora