𝗢𝗻𝗰𝗲

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Ni-ki fue a abrir la puerta topándose con una canasta gigante de girasoles en la entrada. La tomó y se adentró a la casa otra vez.

─ Cariño, ¿qué haces con eso? ─ le pregunto Sunoo.

─ Hum, estaba en la puerta. ─ Ni-ki la examinó y pudo observar que entre las flores había una nota. ─ Cero que es para Sunghoon hyung. ─ comentó y a Sunoo parecieron brillarle los ojitos.

─ Dámelo. ─ se lo quito al alfa y salió corriendo con la canasta hasta la habitación.

─ ¡Sunnie, ten cuidado no vayas a tropezarte! ─ le gritó el rubio desde la planta de abajo.

Ese día solo estaban ellos dos en la casa del mayor, pues Jungwon tuvo que ir al trabajo y Heeseung fue por un "encargo".

─ Hoonnie... ─ abrió la puerta y se dirigió al lobito que se encontraba escondido entre las cobijas, obvio éste ni si quiera se movió cuando le llamó. ─ Tienes que mirar lo que trajeron... ─ hizo un puchero y puso la bonita canasta sobre la cama. ─ Parece importante. ─ le comentó con una enorme sonrisa en el rostro.

Sunghoon después de mucho tiempo se transformó y sólo mostro sus ojitos. Estos volvieron a brillar en un color violeta cuando miró los girasoles enfrente.

Sólo Jake sabía que eran sus favoritos...

─ Hay una nota adentro. ─ dijo Sunoo. Sunghoon sacó su mano para tomarla.

"Prometo hacer las cosas bien desde ahora cariño."

Era lo que decía la pequeña notita.

¿Alfa ha regresado? preguntó su lobito. Y Sunghoon no pudo evitar romper en llanto. Su amigo había vuelto a hablarle.


= ♡ =


A los pocos días un nuevo regalo llegó, está vez era un lindo peluche de pingüino. Sunghoon mejoraba de salud con cada regalo que Jake le enviaba, se miraba más radiante y sus amigos ahora se sentían aliviados.

Cada día había algo nuevo en la puerta de su casa que lo hacía sonreír como un tonto. Jake no paraba de dejarle caramelos, postres, peluches he incluso cartas; como las que él hace un tiempo dejaba para el alfa. No podía evitar tener un déja vu cada vez que se encontraba una en cada uno de sus regalos.

En estas Jake siempre le decía lo hermoso que era, lo mucho que se arrepentía e incluso cómo fue que se enamoró de él. Lo que Jake estaba haciendo era cortejar a su omega, empezar desde cero, como si fuera la primera vez que conoció a ese apuesto pelinegro. A Sunghoon le estaba gustando su manera de reconquistarlo.

"Déjame decirte que hoy te ves bellísimo con esa camisa negra amor. Me encantas cuando la usas. ;)" Decía la pequeña notita azul, que estaba sobre la tapa del bote de su helado favorito y una duda le surgió. ¿Cómo era que Jake lo estaba observando para saber que ese día vestía de negro?


= ♡ =


Pasaron cuatro días cuando las notitas dejaron de aparecer, Sunghoon por un momento creyó que talvez Jake se había arrepentido.

Pero calló sus pensamientos cuando tuvo a su alfa enfrente de la puerta principal con un lindo ramo de girasoles entre las manos.

─ Jake... ─ susurró. Sunghoon estaba limitando su instinto de abalanzarse a sus brazos, pero su suave y dulce olor lo delataba.

─ Hola Sunghoon. ─ habló el castaño con una enorme sonrisa pitada en el rostro, había extrañado ese olor a frambuesa inundar su nariz. ─ Traje esto para ti bonito. ─ le extendió el ramo.

─ Gracias. ─ Sunghoon lo tomó y sus mejillas se tornaron rosadas. Jake estaba haciendo todo lo posible para no besarlo ahora mismo.

─ ¿Puedo pasar? ─ le preguntó al pelinegro.

─ Ah, c-claro. ─ Sunghoon se hizo a un lado y permitió que el mayor pasará.

𝗟𝗮𝘇𝗼 | 𝗝𝗮𝗸𝗲𝗛𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora