☀️ SungHoon

587 95 15
                                    

El tiempo pasa, quizá demasiado rápido. Los primeros rayos de sol de un día lunes por la madrugada, hacen balancear a las numerosas pestañas de Sunoo, mientras un familiar escozor en su nariz le provoca despertar con pesadez para estornudar. Alrededor de sus sábanas pétalos de cerezo se ubican con delicadeza, irrumpiendo debido al descuido de dejar su ventana abierta por la noche.

La primavera había azotado completamente las calles de Seúl, o así parecía. Cuando Sunoo despierta completamente y ve el espectaculo de pequeños ovalos rosaceos a su alrededor, se levanta con emoción. Toma color su rostro y se ensancha su sonrisa cuando sus manos se deslizan cerca de la ventana para mirar a través de ella.

Ya casi no había rastro de la lluvia que hace unos días había amenazado las calles, en su lugar presenciaba aquella familiar frescura en su rostro junto a la calidez entibiando su piel. Suelta una risita traviesa antes de emprender camino al baño, aseandose de forma completa y ubicándose sobre su ropa cuidadosamente planchada y lavada por él mismo. 

Él sabía que sus dos padres llegaban totalmente exhaustos de sus trabajos, así que se preocupaba de hacer las tareas necesarias junto con JungWon para que no tuvieran otras preocupaciones más que darles amor y cariño, o ver una película una vez que estuviesen todos juntos al anochecer.

Cuando sale a desayunar, JungWon está molesto con su rostro algo enrojecido en ciertos lugares. Su nariz se frunce mientras su padre Heeseung le desliza una pastilla y un vaso de agua. "¡Estúpidos cerezos! No puedo creer que dejé mi ventana abierta justo el día en el que enloquecen. Ugh, ¿Por qué tengo que ser alérgico a estas cosas cuando están en cada maldito lugar?"

Sunoo solo se reía bajito. De repente pensó que su humor actual era diferente, más colorido. Y claro, estaba tan feliz, el pecho le apretaba de alguna forma porque la cercanía tan esperada por llegar a la escuela ya estaba ahí. La razón, se debía completamente a Jay.

Dios, cada vez que piensa sobre ellos siente que está haciendo algo mal y su manos sudan un poco. Sabe que JungWon no estaría contento si lo supiera, pero, ¿Es realmente importante cuando parece que por primera vez consiguió un amigo de verdad?

Durante los cortos días del mes, desde la primera vez que Jay se sentó a su lado en el almuerzo para hacerle compañía, lo ha hecho siempre, sin excepción. Deja a Sunoo esperándolo con los ojos en la puerta mientras se muerde el labio delicadamente, las ansias del gran momento en el que el chico de cabellos negros aparece lo hace convertiste en un cachorro atento a la puerta por la llegada de su amo.

Se siente escuchado, comprendido y acobijado. Es tan cálido y fresco a la vez como este primer día de primavera. Jay trae mantas para ambos cuando la lluvia azota con fiereza y cuando parece que el frío no puede ser peor, le regala un té caliente mientras mantiene su rostro sobre sus manos viéndolo beber.

Se preocupa de traerle algo de comer, por más pequeño que sea, cada almuerzo. Sin mirarlo a los ojos cuando hace entrega de esto sobre sus manos, ni diciendo palabra al respecto.

Su voz suave y algo somnolienta constantemente le hace preguntas cortas. Le pide que le converse mientras este entierra su rostro entre sus brazos apoyados en la mesa, sin despegar sus ojos adormilados de él. Está atento a cada cosa que sale de los labios de Sunoo, se preocupa de percatarse de cada detalle.

Sus conversaciones no siempre tienen una buena base. El menor tartamudea bastante, bajando la mirada cuando siente que está molestando demasiado, pero incluso cuando su ánimo parece decaer definitivamente  las manos de Jay se detienen en su cabello con cuidado, diciéndole de manera repetitivamente que no sea un idiota y se sobre esfuerce por hacerlo bien.

"Solo los tontos son perfectos." Jay susurró antes de bostezar. "Por eso querer ser perfecto es estúpido, ¿Por qué alguien querría ser un tonto?"

💌 timid · jaynoo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora