VI

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Al menos tienes una amiga. Una amiga. Amiga. Esa es una palabra extraña, durante toda mi vida realmente nunca hice muchos amigos pues siempre estaba viajando y desde aquel accidente que sucedió cuando aún era una niña, mi interacción con las personas del exterior es casi nulo.

— ¡Atención, princesas!, ¡¿Puedo tener su atención?!.— Grito un hombre desde las puertas del palacio.

Jamás lo había visto salir por las puertas, por lo que me encogí de hombros y me dispuse a escuchar lo que tenía que decir.

— El principe Kyoto solicita su presencia.— Fue interrumpido por más de un centenar de risitas y chillidos. Sin embargo yo mantuve la boca cerrada.

— ¡Quiere vernos _____!, ¿No es eso maravilloso.— Preguntó Willow. Me obligue a sonreír y asentir con la cabeza, solo para hacerla feliz.

No quería decirle que me importaba una mierda si el quería verme o no. Pero el hombre continuo hablando, cuando todas las princesas dejaron sus balbuceos sin sentido.

— El principe quiere que hagan una fila fuera de la sala del trono y verlas una por una. Pueden traer una objeto de sus carruajes, solo para mostrarle sus gustos. Pero por favor, dejen sus pertenencias en los carruajes, después las llevaremos a sus respectivas habitaciones.— Dijo para luego abrir la puerta.

Las mayoría de las princesas se apresuraron a salir por sus cosas como: bufandas, collares, zapatos, etc. y otras solo se quedaron pensado en ello.

¿Que debería llevar?.— Pensé.

Me voltee hacía Willow, pero ella ya estaba subiendo los escalones con lo que parecía ser una pintura en mano. Me encogí de hombros y camine hacia el carruaje con una idea ya en mente.

Supongo que puedo ponerme mi atuendo de aventuras. No es como si quisiera causar una buena impresión. Con eso en mente me obligue adentrarme para cambiarme.

Cerré las puertas y ventanas y me saque el vestido, los guantes y las zapatillas en cambio me puse mi traje que constaba en unos pantalones blancos, una blusa negra con una capa blanca con detalles dorados y morados sujetada del cuello con un broche de oro y unas cadenas a un costado y unas botas negras y un brazalete azul opaco que me regaló Wilma cuando era una niña.

Una vez perteneció a mi hija. Antes de que falleciera debido a la alta fiebre. Siempre lo usaba cuando estaba haciendo algo. Te quería mucho, ¿sabes?, Sus últimas palabras fueron que te entregará esto que siempre aprecio.

El solo pensar en mí leal doncella casi me hace romper en llanto. Casi. Me baje del carruaje y subí las escaleras con determinación en mis ojos. Prometí no ganar los desafíos, pero puedo esforzarme un poco, ¿verdad?.

— ¡Le deseo suerte, princesa!.— Grito Ed. Te volteaste y asentí con la cabeza, dándole una pequeña sonrisa.

— Haré lo mejor que pueda.— Respondí. Subí los escalones para llegar a la larga fila de princesas.

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TODOS LO DERECHOS VAN DIRIGIDOS A LA AUTORA ORIGINAL

My Sweet Princess || Yandere Prince x Princess ReaderWhere stories live. Discover now