La Elegida - Little Witch Academia Fanfic

Cap XIV: Enseñándole A La Elegida.

Capítulo 14 - Enseñándole a la elegida.

Dormir.

Algo que muchos sueñan hacer la mayor parte del tiempo. Algunas personas toman doble siesta llamándola así "siesta de belleza". El sueño es una de las más grandes necesidades del ser humano, así como comer e ir al baño.

Algunas personas tienden a molestarse en exceso si no duermen bien y sobretodo si las despiertan de un buen sueño. Pero, ¿A quién le gusta que lo despierten?

Pues no a muchas personas.

—Zzzz... Zzz... Zzz... —Los ronquidos de Akko se mezclaban con los de Amanda.

Esta última tenía las piernas y brazos colgando a los lados de su respectiva cama. Aún dormía con el trofeo de primer lugar que obtuvieron en la gran competencia de relevos de escobas.

No se despegaba de el.

Por otra parte estaba Akko. Ella dormía bien cobijada mientras roncaba abriendo su boca en exceso. Además de que no dejaba de babear.

Y por último estaba Diana Cavendish. Esta ya estaba lista para iniciar con sus deberes y siendo la alumna más aplicada de la academia no se permitía llegar tarde a ninguna clase, incumplir con sus tareas y ser lo más servicial posible con las maestras de dicha institución.

—Muy bien, creo que ya es hora de despertar a la elegida para que empiece con sus lecciones y deberes —dijo Diana con seriedad. Al parecer lo que dijo hace horas entre sueños fue algo muy cierto y que estaba dispuesta a hacer.

Se acercó hasta la cama de Akko y empezó a moverla.

—Señorita Kagari —la llamó.

—Zzzz...

Pero lo único que obtuvo cómo respuesta fue un sonoro ronquido por parte de la asiática.

—Señorita Kagari —la llamó nuevamente, esta vez la movió un poco sacudiendo su hombro.

—Uummmm... Tarta... —Dijo esta entre sueños.

—Señorita Kagari, despierte por favor. Hay mucho que hacer cómo para estar desperdiciando el tiempo durmiendo —comentó Diana mientras la seguía moviendo.

—Noooo... Hoy no quiero ir a la escuela... —Bostezo Akko.

—Ya vive en la escuela... —Murmuró Diana con fastidio.

Se cansó de moverla y pensó en una mejor forma de despertar a la somnolienta chica. Cómo estudiante estrella debía hacer hasta lo imposible para lograr devolver al arte de la magia a sus apogeos. Ese tiempo en dónde la magia era reconocida por la majestuosidad de hacer cosas imposibles.

Pero lamentablemente con la llegada de la nueva era. En dónde la tecnología había alcanzado una gran admiración por parte de las personas dejando así a la magia casi extinta.

Ahora las niñas y los niños ya no les interesaba agitar una varita mágica si no que les atraía más posar para tomarse fotos que luego subirían a cualquiera de las infinitas redes sociales que existían.

Ella no le hallaba interés alguno en usar dichas redes sociales.

¡BIP! ¡BIP!

Se escuchó un sonido proveniente de su bolsillo. Metió su mano y extrajo de allí lo que era un celular inteligente con pantalla táctil.

Claro, no le gustaban las redes sociales pero el celular que su madre le regaló era una buena herramienta para enviarle mensajes a su familiar más importante.