Capítulo 2: Ingenio.

36 6 0
                                    

♠️♠️♠️

Cuando Lauren y Harry bajaron a la cocina, ni Vernon, Petunia o Dudley hicieron acopio de haberlos visto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Lauren y Harry bajaron a la cocina, ni Vernon, Petunia o Dudley hicieron acopio de haberlos visto. Eran invisibles, y Lauren lo prefería así.

Las últimas semanas Dudley había estado de muy mal humor desde que la enfermera de su colegio informara a sus tíos que su primo ya había tomado el tamaño de una ballena, por lo que aunque la tía Petunia hubiera llorado y aclarado que estaba en «pleno crecimiento», pronto recibieron una carta en la que ni sus tíos pudieron objetar en contra.

Con sus pequeños ojos de cerdito, Dudley frunció el ceño cuando su madre dejó un pequeño trozo de pomelo en su plato. Cuando Lauren se enteró que todos tendrían que seguir la dieta de Dudley para que él no se sintiera «peor», la Potter mayor lo vió como una oportunidad para bajar aquellos kilos de más que había subido en el último año de clases. Pero pronto se dio cuenta de que aquello solo lograría matarla de hambre, así que estaba ansiosa por terminar ese soso desayuno y poder correr a su habitación para comerse los pasteles que aún tenían guardados en su habitación, por cortesía de Molly Weasley, la madre de uno de sus mejores amigos.

Apreciaba que no los dejaran morir de hambre, y agradecía que su cumpleaños hubiera sido hace poco, los pastelillos eran lo único que los habían mantenido con vida ese verano.

El timbre sonó y el tío Vernon se levantó dejando su desayuno a medio comer, enfurruñado se quejó de tener que ir, y solo cuando ya no estaba a la vista y la tía Petunia se distrajo con el té, Dudley robó lo que quedaba de su desayuno.

Lauren hizo una mueca de asco. Era un cerdo.

Tío Vernon volvió un minuto después, lívido.

—¡Ustedes! —les gritó a ambos y Lauren frunció el ceño con aire insolente—. Vengan a la sala, ahora mismo.

Harry pareció desconcertado, pero Lauren solo rogó que no se hubiera enterado de que fue ella quien le colocó los polvos pica pica en su sofá favorito.

Ambos hermanos entraron en la sala y el tío Vernon azotó la puerta detrás de él. Lauren, orgullosa como siempre, no se dejó intimidar. Lo fulminó de con la mirada y le lanzó dagas con los ojos.

—¿Qué? —dijo bruscamente.

Harry le dio un codazo, pero igual no le importó.

El tío Vernon la miró con amargura.

—Acaba de llegar esto —dijo tío Vernon, blandiendo un trozo de papel de color púrpura—. Una carta. Sobre ustedes.

No se molestó en entrar en pánico, ya le daba absolutamente igual todo lo que tuviera que reclamarle su anticuado y viejo tío. Ya estaba lo bastante acostumbrada a meterse en problemas, unos cuantos más no la harían rendirse ante su plan de hacer la vida de sus tíos y primo un completo tormento, así que solo se cruzó de brazos y esperó la sentencia.

Broken dreams || Spring Winds.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora