La palabra mago se define como una persona que practica la magia. Ese era justamente mi problema: yo era un mago que no podía hacer magia.
Cómo llegó esto a suceder es una larga historia, pero en ese momento había asuntos más urgentes que requerían mi atención. Asuntos que con el conjuro correcto podría haber resuelto en cuestión de minutos, pero desafortunadamente me encontraba atrapado en un lugar donde la magia simplemente no funcionaba: un mundo extraño que no se rige por las mismas leyes que todos conocemos.
—Piense qué haría si esto le sucediera en su mundo...
—¡En mi mundo hay al menos diez conjuros que me ayudarían a solucionar esto!
—¿Y si se le hubiera perdido el libro de conjuros en su mundo?
—Entonces buscaría un ritual, un pergamino, un artefacto mágico... ¡Algo!
En ese momento me di cuenta de que los largos años de preparación, estudio y práctica de la magia después de todo no fueron inútiles, aun cuando no podía practicar el arte arcano. Todas estas habilidades, experiencia y conocimiento que obtuve a través de los años de algún modo habían desarrollado en mí aptitudes que no solo podían ser aplicadas a la magia, sino también a aspectos más mundanos de la vida. Claro que antes me habría sido imposible apreciar tal cosa, pues las habilidades que había aprendido para la magia las utilizaba, naturalmente, con ese fin. Jamás se me habría ocurrido utilizar mis habilidades arcanas para algo que no se relacionara con hacer conjuros o rituales. Pero me encontraba en un mundo diferente, un mundo sin magia, y mis habilidades eran todo lo que yo tenía. Si no podía utilizarlas para realizar conjuros, al menos podría darles alguna utilidad. Confieso que, en ese momento de desesperación, cualquier idea sonaba sensata.
—Está bien, hagamos pues las cosas a su modo. —Cerré el inútil libro que tenía delante de mí y lo puse junto a los otros veinte que, sin resultado, había consultado aquella tarde en la biblioteca—. ¿Por dónde empezamos?
Jen fue la primera habitante de este mundo en advertir tanto mi presencia como mi desdicha. La primera en darme un motivo para levantarme de la dura grava del camino y recuperar, al menos en parte, la esperanza. Con la apariencia de una plebeya envuelta en negros ropajes de salvaje montaraz, la señorita volvió su rostro de entre la ignorante multitud que había a su alrededor y me sonrió... de entre todas las posibles ocurrencias que pudo tejer el universo en ese instante. Su cabello formaba una cresta como la de un kobold, quienes heredan dicha peculiaridad de sus parientes lejanos, los dragones. Me percaté al acercarme a ella de algunas intrigantes marcas en su piel que me recordaron los tatuajes de las tribus bárbaras de los Desiertos del Caos, las cuales invocan antiguos espíritus y los encierran bajo su piel, otorgándoles así poderes místicos, otra investigación que no podré continuar sin mi libro de conjuros. También pude observar una suerte de anillo de vulgar metal común disfrazado de oro anclado en una de las aletas de su nariz, algo poco común en los humanos. Al inicio pensé que se podía tratar de una bestia cambiaformas; por supuesto ahora sé que tal cosa era imposible.
—¿Sabía que el anillo de su nariz no es realmente de oro?
No pude evitar advertirle en caso de que hubiera sido víctima de algún timo, o peor aún, una maldición.
—Para su información, este anillo vale muchísimo más que el oro —respondió ella con cierto desdén.
Sea lo que fuere, era la única persona en quien podía confiar en ese momento. Y poco a poco, me fui dando cuenta de que había sido una buena idea. No solo eso, sino que su ayuda sería indispensable si quería recuperar mi libro.
—Vamos —dijo finalmente.
—¿Adónde?, ¿no es ese el artefacto?
Antes de perder cerca de cinco horas revisando tomos sin sentido, Jen había sugerido utilizar un enigmático objeto que descansaba en el centro de la biblioteca.
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Mago terrenal
FantasiaEletorn es un mago, siempre lo ha sido, no concibe su vida sin la magia. Ahora se encuentra en un mundo donde la magia no existe y todos sus conocimientos son obsoletos. Debe aprender a sobrevivir sin sus hechizos mientras averigua cómo fue a dar al...