nota: hola, sí soy yo arreglando lo que mi perfeccionismo arruinó. en fin, este capítulo es NUEVO y es sobre el trío, así que si te confunde que layos pasó pues a leerse los capítulos 2,3,4, 17, 18, 19, 30, 33, 34, 40, 41, 53 (muy poquitos siono) y si queri evitarte la fatiga, pues pide link del grupo de telegram para que sepas todooo lo que cambió (igual, hasta abajo dejo maomenos explicando que chuchas hice JAJAJSJA)
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CRYSTAL
Me despierto antes del amanecer, cuando la oscuridad aún cubre el cielo y las estrellas parpadean tímidamente, con tal de ir a la playa. Ya he esperado suficiente como para resistirme a la inmensidad del mar y al sonido suave de las olas rompiendo contra la orilla.
No me molesto en cambiar a mis ropas, salgo de la cama con el camisón de finos tirantes y agarro a unas sandalias de color negro que me calzo una vez que estoy en pasillo. Saludo a los pocos sirvientes que me encuentro y a ninguno le pido una dirección, soy yo la que averigua el camino hasta la playa. Mientras ando, trenzo a mi cabello a manera de distraerme y, al terminar con el último mechón, doy con las escaleras de piedra caliza que guían hacia el mar.
Permito que la brisa del océano acaricie a mi piel y no me escondo del sol. Es muy temprano, por lo que estoy justo a tiempo para ver a los rayos del alba emerger para pintar a las nubes de anaranjado y amarillo. Todavía hay rastros del púrpura del anochecer y hasta logro ver a la silueta de una de las lunas. El celeste se ve acompañado de un claro tono coral que se mezcla con el resto del celaje y, a lo lejos, escucho a un par de gaviotas.
Cada matiz se refleja en el agua y desaparece al convertirse en espuma. Pronto, el amanecer se encuentra en su pleno apogeo y tengo que cubrir a mi mirada del intenso sol que emerge a través de nubes rosadas para posicionarse sobre el eterno horizonte.
Me siento en la arena, dejando que las olas me salpiquen ligeramente los pies. Cierro los ojos por un momento, disfrutando de la tranquilidad.
Tras la visita de Sherazade, todo ha sido sereno. Excepto por mis propios pensamientos.
¿Cómo se puede retomar una relación con alguien que, en primer lugar, no quiso tener una relación contigo? Esa interrogante me ha mantenido en vilo desde ayer.
Me encuentro más calmada ahora que Sherazade me ha prometido el divorcio si alguno vuelve a maltratarme y por eso me he intentado convencer de que volver a empezar de cero con ellos no se convertirá en otro hecho fatídico para mí, pero... ¿Cómo acercarme? ¿Cómo sonreírles de vuelta cuando no confío en ninguno?
Soy comprensiva y justa, pero ya he llegado a un punto donde no me cansé de ser pisoteada por los demás y ellos...ellos me pisotearon bastante.
Recargo a mi rostro sobre mis rodillas juntas y miro en dirección al mar que se encuentra a unos metros de mí. Las olas continúan su vaivén, inmutables, como si me invitaran a dejar de pensar tanto. El océano me calma, pero no por mucho tiempo; tomé la decisión de quedarme aquí y ahora tendré que abstenerme a las consecuencias.