ILLUSION

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post-credit scene
(Captain America: The Winter Soldier)

— Se acabó. Fury reveló la verdad al público. — enunció, el de bata a su jefe.

— Al menos lo que él sabe. —soltó, con orgullo.

— Herstroker, si se enteran de nuestra labor aquí. Si averiguan que servimos a HYDRA...

— HYDRA. SHIELD. Dos lados de una moneda que ya no tienen valor. — interrumpió, caminando por el lugar a pasos lentos.— Lo que tenemos vale más de lo que imaginaron. —se detuvo frente al cetro.— Apenas se ha rasgado la superficie y han hecho... — miró aquella piedra de color, guardando silencio por un momento.

Suspiró.— Hay otras instalaciones haciendo la buena labor de HYDRA en el mundo. —siguió, mientras volvía a caminar.— Las delataremos al Capitán América y sus coloridos amigos...

— Señor... — llamó, uno de aquellos científicos al doctor detrás de él.

Más este no le permitió seguir hablando. Su atención estaba primero en Herstroker.

— Y nos perderán el rastro. —finalizó.

— ¿Qué hay de los voluntarios? — cuestionó, preocupado.

— Tendrán tumbas tan profundas que no los hayaran ni sus fantasmas. — respondió, con simpleza.

— ¿Y los sobrevivientes? — replicó, de nuevo denotando su preocupación.

Se detuvo.— Ellos. — señaló, las tres celdas frente a él.

En una esquina del lugar, ya hacía una chica. La más joven de ellos. Hecha ovillo mientras se movía de atrás hacía delante como un columpio con lentitud. Mirando a la nada mientras una figura se creaba frente a ella en el aire.

En el centro del lugar, ya estaba otra chica. Casi de la misma edad que la otra. Pero ella, se mantenía distante viendo varios cubos de madera frente a ella, envueltos en una aura roja que los hacía flotar.

Y en la otra esquina del lugar, había un chico. Con el cabello largo y alborotado ocultando su rostro. Trataba de mantenerse quieto pero se movía a donde quiera con su extraño poder.

— Tarde o temprano los conocerán. — enunció, viendo a cada uno de ellos, para después agregar:— Ya no es un mundo de espías como antes, ni un mundo de héroes. — entonó. — Esta es la era de los milagros, doctor. Y no hay más terrorífico... que un milagro. — finalizó, sin apartar la mirada de sus experimentos.

Y aquellas chicas volvieron aquello que tenían en algo peor.

NUEVA YORK
GRANJA DE LOS PARKER
AÑOS ATRÁS

Tarareaba la música de la radio mientras me detenía frente a la casa de mis abuelos.

Había ido por las cosas que mi abuela había pedido para preparar la cena. El no tener una tienda a la vuelta o en una esquina del lugar era complicado.

Tome las bolsas y baje del auto.
Y sin esperar, los ladridos de Bob, el perro de mi abuelo, me recibieron como siempre.

Bob era de una estatura mediana con un pelaje alborotado y de color café claro. Un excelente cazador y sin duda un gran saltador.

— Hola, Bob. — saludé, caminando al pórtico de la casa.

Su rabo de movía de un lado a otro mientras nos adentramos.

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⏰ Última actualización: Mar 02, 2024 ⏰

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