Chapter 5

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Una semana más tarde los ánimos de las chicas se habían calmado un poco. Lily y Anne optaron por no volver a sacar el tema y Casey les seguía el juego. Si sus amigas eran felices así ella no lo iba a discutir, aunque no estuviese de acuerdo.

- Pásame el libro de Pociones, Lily. – le pidió Anne aquella tarde de jueves cuando estaban haciendo las tareas en la sala común.

- Bueno, pues yo me voy – anunció Casey estirándose de brazos. – He quedado con Jack.

- Vas en serio con Messer¿no? – quiso saber Remus, que se había quedado estudiando con ellas mientras Sirius y James estaban en el entrenamiento de quidditch.

- Voy, simplemente. No es que me traiga de cabeza, pero me gusta. – contestó la chica encogiéndose de hombros.

- Evans, tenemos que ir a ver al director – James acababa de entrar en la sala aún con el uniforme de quidditch.

Lily recogió sus cosas en silencio y dejó la mochila sobre su sillón antes de seguir al chico. Anne se la quedó mirando hasta que ambos salieron por el retrato justo detrás de Casey, que aún no se había marchado.

- ¿Qué le pasa a Lily?- preguntó Remus unos minutos después.

- ¿A Lily¿Qué va a pasarle? – Anne hizo como si no supiera nada y siguió escribiendo en su pergamino.

- Hace semanas que lo vengo notando – insistió el chico, consiguiendo que Anne fijara su vista en él. – Pero desde aquel día en la cena está peor. No la he escuchado dirigirse a James desde entonces y con los demás tampoco es que hable mucho. Y tú tienes que saberlo porque os lo contáis todo.

- Son cosas tuyas. De verdad – añadió Anne al ver la cara de escepticismo de Remus.

- Ya. Entonces si no le pasa nada no le interesará saber por qué James ha dejado de perseguirla. – afirmó el chico alzando una ceja.

Anne entrecerró los ojos y le lanzó una mirada de irritación.

- Desembucha y te lo digo. – cedió ella.

- Yo he preguntado primero – recordó Remus sonriendo.

La chica acabó por aceptar su derrota y empezó a hablar.

Mientras tanto, fuera de la sala común Casey saludaba a Jack; habían quedado junto al retrato. Y apenas Lily y James desaparecieron por uno de los pasillos llegó Sirius. Casey no lo vio venir, así que se cogió de la mano de Jack para irse a dar un paseo cuando el Gryffindor los interrumpió.

- ¿Pero qué haces! – gritó Sirius al descubrir al Ravenclaw al lado de la entrada a la torre de Gryffindor. -¡Él no puede estar aquí!

- ¡No está dentro de la torre¡Y aquí no hay ningún cartel de prohibido! – sin saber por qué, la chica le contestó después de estar más de un año ignorándole. -¡Lárgate y deja de incordiar, Black!

A esas alturas Casey se había soltado de la mano del Ravenclaw y había sacado la varita, igual que Sirius. Jack, bien para evitar las consecuencias o bien por carecer de la valentía de un Gryffindor, se fue de allí sin despedirse. Casey ni lo notó, estaba enfrascada en una discusión que iba subiendo de tono.

- ¡Eres imbécil¡¿No te has dado cuenta todavía! – preguntó ella con sarcasmo.

Pero Sirius en vez de contestarle con otro grito se quedó en silencio y con una sonrisa empezando a asomar en su rostro.

- ¿Ves? Imbécil perdido – concluyó Casey viendo cómo él se quedaba callado – El que calla otorga¿lo sabías?

- ¿Y tú sabías que estás volviendo a hablarme? – preguntó él a su vez, en su tono normal de voz. – No soy invisible después de todo.

El experimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora