Chapter 3

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Era la hora de la cena y el comedor de Hogwarts estaba a rebosar. Muchos de los alumnos acababan de llegar de la visita a Hogsmeade y el murmullo era incesante. Algo que la paciencia de Lily Evans no soportaría por mucho tiempo. Y es que el día no había sido precisamente perfecto.

A pesar de que había intentado olvidar la charla de días atrás, sus amigas habían hecho lo imposible para convencerla cada hora, cada minuto, de lo buena idea que era 'el experimento. Si iban por un pasillo hacia la clase de Runas y se cruzaban con James Potter, Anne o Casey soltaban la palabra mágica, fuera cual fuera la conversación. Daba igual si hablaban de los profesores, de las tareas o incluso del tiempo, la palabra 'experimento tenía cabida en cualquier lugar. El viernes ya daba lo mismo si no se cruzaban con Potter, ver a Sirius, a Peter o a Remus causaba el mismo efecto: Lily se ponía rígida de pronto, empezaba a estar a la defensiva y se ponía de un humor temible. Anne y Casey pensaban que su amiga acabaría cediendo. O eso o les dejaba de dirigir la palabra.

Sin embargo, y aunque era mucho el empeño de ambas, ellas no habían sido las culpables de que Hogsmeade fuera tan pequeño como para cruzarse con los merodeadores durante todo el día. Salían de la tienda de túnicas y en la calle estaba James con sus amigos; iban a las Tres Escobas y volvían a cruzarse. Lily se negó en redondo a ir a Honeydukes, sabía de sobra que ellos estarían allí también. Llegó a pensar que el chico volvía a las andadas y estaba repitiendo la tradición de cuando estaban en cuarto curso: seguirla todo el día. Anne le recordó a su amiga que de aquello habían pasado ya tres años y que esta vez era sólo cuestión de casualidad.

- ¿Casualidad? – repitió la pelirroja con rin tintín cuando almorzaban en las Tres Escobas. - ¿Y por qué no hemos visto todavía a Casey si según tú este pueblo es tan pequeño?

En ese punto, la teoría de Anne se desmoronaba un poco, pero las dos sabían que Casey no iba a estar dando vueltas por el pueblo con Jack si era su primera cita.

Cuando volvieron del pueblo apenas tuvieron tiempo de llegar a la torre de Gryffindor a soltar sus cosas antes de bajar a cenar. A mitad de camino se encontraron con una Casey sonriente que no dudó en unirse a ellas para comentar el día mientras cenaban.

Y si el día de Lily había sido espantoso,... aún quedaba lo mejor.

- Y mañana hemos quedado para después del almuerzo. – anunció Casey cuando terminó de relatarles la 'versión rápida de su día.

- Hola chicas – saludó un chico alto, de pelo castaño y gesto dulce que se acababa de sentar frente a ellas, en los únicos sitios libres que quedaban en la mesa de Gryffindor.

- Hola Remus – saludaron ellas de vuelta.

- ...y compañía. – añadió Anne cuando vio cómo Sirius y James se sentaban al lado de su amigo.

Las reacciones no tardaron en llegar. Lily se concentró en su plato y se aisló del mundo; Casey saludó tranquilamente a James, pero 'olvidó ver a Sirius. Y después continuó hablando con Anne como si no pasara nada.

- ...Jack quería ir a las Tres Escobas pero cuando llegamos no quedaba ni un sitio libre y...

- ¿Jack¿Te refieres a Jack Messer de Ravenclaw? – preguntó Sirius alzando una ceja.

Pero Casey hizo como que no escuchó nada y siguió a lo suyo.

- Me extrañó no veros en todo el día¿dónde os habéis metido?

- Pues nosotros sí que las vimos. Casi todo el día. – contestó Sirius en un nuevo intento de captar la atención de la chica.

- A quien sí vi fue a esa prefecta de Ravenclaw... - prosiguió Casey como si oyera de llover. Anne, Remus y James sonrieron al ver la cara que estaba poniendo Sirius, mezcla de confusión y enfado. – Mandy Perks. Me dijo que si te veía te recordara que quiere hablar contigo, James.

El experimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora