¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de League of Legends y Valorant! (xLectora ♀)
Los personajes no me pertenecen. Créditos a Riot Games.
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—Déjenle pasar.
El semblante del vastayo era bastante imponente. Desde cómo lucía, hablaba, hasta cómo se sentaba demandaba respeto; desde luego tenía fama de que quien se atreviese a retarlo o darle la contraria podría acabar con las piernas rotas, algunos lo llamarían salvaje, pero al ser el jefe de una organización como la que él tiene a su cargo no podía darse el lujo de verse débil o permisivo, aunque tampoco era un tirano.
Quien fuera que se atreviese a plantarse hoy ante el jefe con la premisa de pedirle un favor era visto como un completo idiota sin siquiera saber su identidad. No solo sería rechazado, sino que al haber aceptado Sett su encuentro era altamente posible que quisiera hacerle pasar un mal rato. Tal vez como una forma de reafirmar su autoría a los ojos de sus subordinados.
Los pasos secos resonaron en la habitación. Pronto una figura menuda se apersonó ante el vastayo y sus ayudantes directos. La persona estaba cubierta por una túnica oscura que le cubría hasta los pies sin siquiera dejar ver el tipo de zapato que usaba, aunque por el sonido que hacía se presumía que eran sandalias geta. Una capucha ancha y larga cubría la mitad de arriba de su rostro, la otra mitad restante estaba cubierta de forma natural por la sombra de la capucha. Tenía las manos escondidas en las mangas largas. Ninguna parte de su cuerpo era visible, manteniendo así su identidad en el anonimato.
El silencio reinó por unos momentos hasta que Sett, irritado un poco por lo callado que permanecía el extraño, decidió hablar con un tono brusco.
—¿Qué es lo que quieres? —su voz sonó fuerte—. No me hagas perder más mi tiempo.
Luego de unos segundos sin obtener respuesta, volvió a hablar.
—Me parece que deberé hacer que te enseñen la puerta. Fuera de mi vista.
Antes que la orden de Sett fuera acatada, el desconocido estiró ambos brazos apuntando a los dos ayudantes más fieles del jefe, dejando ver un par de manos delgadas hasta que volvió a su estado anterior ocultando toda su piel bajo su ropaje.
Esto llamó altamente la atención del pelirrojo, aunque aún no era lo suficiente como para deshacer su cómoda posición en la que estaba sentado con las piernas extendidas y su cabeza reposando sobre su puño. Hizo un gesto con su mano libre, indicando a sus dos acompañantes y el resto de los presentes que se fueran de inmediato. Quedando así él y el desconocido solos. Fuera lo que fuera, Sett tenía sus puños listos para responder ante alguna amenaza.
—Habla —dijo con un tono de voz aún más amenazante que los anteriores—. Ahora.
Esa fue la señal para revelarse. Dio un par de pasos hacia adelante, para esto el cuerpo de Sett se tensó, se estaba preparando para atacar de ser necesario. Sin embargo, en el momento que su capucha cayó sobre los hombros de la persona, se quedó sin habla. Le obsequió una sonrisa apacible al vastayo, la cual le trajo recuerdos como remolinos al pelirrojo.
