Yo te cuido.

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Quisiera decir que mi mundo era gris y oscuro desde que ella tuvo que irse pero eso sería mentir. Si, mi madre había muerto hace unos años pero ahora me quedaban personas que me daban un cálido hogar y amor de familia.

Admito que también estaría mal decir que no hubo ningún cambio desde que aquella niña entro a mi vida, mentiría si dijera que desde que ví sus asombrados y lindos ojos no me hizo sentir diferente. Ella le agrego otro color a mi arcoiris e hizo que pudiera entender muchas cosas, esa niña cambio mi vida y aunque suene algo inmaduro, ella sera la única en mi vida que vea de esta forma, sin ella mi corazón no estaría latiendo el doble de lo que debería con tan solo recordar que así como mis ojos brillan por ella, los suyos brillan por mi.

Sooyoung y yo siempre solíamos estar entrenando junto con mamá Haseul, constantemente nos preparaba en nuestro futuro labor y eso me hace feliz. Cuando no estábamos entrenando me desanimaba mucho, ya que cuando no lo hacíamos era porque algo le sucedía a Soo.

Caminaba algo preocupada por Soo, se había resfriado pero la vi tan decaída por la fiebre que me hizo temer. Queria jugar con ella pero no le provocaba ni armar una casita de Legos conmigo, eso realmente era preocupante.

Mamá Kahei entro y le dió una medicina, luego nos miro y sonrió.

— Tranquilas — acaricio nuestros cabellos — Soo estará mejor pronto, solo tiene que descansar

— P-pero eso dura mucho~ — me queje dejando un puchero inconsciente

— ¿Que tal si me acompañas a comprar los ingredientes para la sopa de Sooyoung? Así el tiempo pasa más rápido y esa sopa seguro la pondrá fuerte — asentí feliz y corrí a buscar mi chaqueta favorita, baje a la sala y mi mamá Kahei me esperaba.

Mientras caminábamos al súper mercado, ya que quedaba no muy lejos de casa, le contaba como había respondido bien en el colegio y como  mi maestra me habia felicitado, decidimos cortar camino por un vecindario algo descuidado, no se veía tan mal, solo que le faltaba algo de cuidado, ya había oscurecido y mamá Kahei me advirtió que no me alejara demasiado de ella, ya que estaba dando saltitos por la acera, no me di cuenta lo mucho que me habia alejado hasta que me detuve por su llamado.

Me había detenido en frente de una casa mas descuidada que las demás, debian cuidarla mejor lo que quizas antes era un jardín, había mucho barro y estaba empezando a llover suave, escuche unos gritos e inconscientemente me puse en alerta hasta que ví una niña salir corriendo de aquella casa, ella tropezó y cayó en el barro, no sabria explicar el porque pero me acerque a ayudarla.

— ¿Estás bien? ¿Te lastimaste? — trate de ayudarla a levantarse pero quito mi mano — voy a ayudarte, tranquila — ella me miro asombrada, ví su rostro cubierto de lágrimas, lágrimas que recorrían por sus mejillas con morados tallados en sus pómulos, me sorprendí ¿Que le habia pasado? Pero todo dejo de ser importante por unos momentos hasta que ella sonrió

— Gracias~ — soltó en un susurro antes de desplomarse en el suelo, rápido la levante un poco, aquella niña no pesaba mucho, trate de limpiar su rostro rápidamente y la cubrí con mi chaqueta ya que la lluvia estaba fuerte

— ¡Oye! Por favor despierta — trate de que abriera sus ojos pero me asuste al escuchar los gritos de aquel hombre

— ¡Regresa aquí! ¡Tu¡ ¡Suelta a mi hija! — se acercaba amenazante y furioso.... Era un monstruo y yo no sabía que iba a hacer, solo tome más fuerte a la niña en mis brazos

— Ni se le ocurra acercarse a mi hija — dijo demandante mamá Kahei colocándose al frente de mí

— ¡Denme a mi hija entonces!

¡Mirame A Mi! [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora