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Me fui de la casa.
El hombre no me detuvo.
Solo me felicito.
Y se alegro.

Me fui de la casa.
Pero quería proteger a su nueva novia.
No quería que ella viviese lo mismo mío.
Pero no escucho, estaba cegada igual que yo.

La chica me trató de celosa.
Y de vieja.
Definitivamente, el hombre ya la había manipulado.

Busque mi piano.
Me senté.
Esta vez las melodías eran.
Melancolía y pena.
Eran todo y nada.

El piano era testigo de mi tristeza.
De mi horrible vivencia.
De los recuerdos.
Y de las ganas de olvidar.

Pero era tan estúpida.
Que comencé a tocar las canciones románticas.
Aquellas que le dedique a aquel hombre.
Porque quería recordar el lado bueno de la historia.

La maldición del piano ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora