Capítulo 1

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Si aprisionan nuestras almas y borran nuestro encuentro. Mi cuerpo no cansará hasta ver tus ojos que esperan por mi. Así tenga que luchar contra el mundo, cruzar tierras extrañas y adentrarme a lo desconocido, así tenga que invocar a mis enemigos que buscan mi destrucción. Así tengo que morir y renacer de nuevo, no dudaría ni por un segundo amarte de la forma más devota y celestial con la que lo hago. Porque si nuestros caminos dejaran de cruzarse, me hundiría en un infierno en el que jamás podré salir. Así que, amor mío; renace de nuevo, espera por mi, espera mi llegada.

En cada persona existe una historia que quizá ni ella misma conozca, o sólo se ha tardado en recordarla. No perdemos los recuerdos, simplemente no los necesitamos. Creamos nuevos; y con el paso del tiempo una nueva historia comienza. Pero te encontrarás con espejismos que se apoderaran de tus pensamientos, cada detalle de tu vida crearán dudas. No pasará mucho tiempo y torturara tu alma. Desgastará cada aliento y te pondrá de rodillas suplicando una salida.

Lee Minho, un distinguido joven de grandes riquezas, con un rostro muy bello, una nariz perfectamente perfilada y en ella un lunar que la hace aún más única, y esos ojos rasgados que te hacen perder la conciencia, tratando de saber el color de aquellos, ya que la luz resplandeciente de su aura encantadora opacaba ese detalle y no limitaba a deslumbrarte con su mirada.
Cualquiera podría decir que el chico era pretencioso lleno de orgullo, pero lo que lo distinguía de los demás, era su corazón noble. Su posición social jamás fue una excusa para ser un hombre de mala fe. Así como tenía un corazón noble, su personalidad era distante, y algo pesada. Y es verdad, el muchacho jamás voltearía la mirada, pero había algo en el que lo hacía ser duro como una piedra y frío como cual invierno.

Pisadas retumban en los pasillos, el personal atento esperando la llegada del CEO para mostrar reverencias como una manera de respeto a su autoridad.
- Buenos días presidente- se escucha al unísono.
- Buenos días a todos- sus labios esbozan una pequeña sonrisa y sigue su camino hacia su oficina.
Si bien los empleados no le tenían miedo a Lee Minho, su sola presencia los hacía temblar por lo lejana y solitaria que era su mirada.

-Secretario Choi, desocupe mi agenda para el día de hoy, haré una visita a mis padres.
- Si presidente, me hago cargo en seguida- dice sin más apartando su mano para así poder abrir las grandes puertas que dirigian hacia la oficina del joven presidente.
Todo adentro de aquella habitación era de tonos casi inexistentes, lo único que resplandecía entre todo lo grisáceo era un pequeño cojín celeste con un bordado casi imposible de ver, arrinconado en lo más profundo de la oficina.
Lee Minho se dirige hacia su escritorio, disponiéndose a firmar documentos pendientes, llevándose toda la atención en ellos.
Así pasó al rededor de dos horas, hasta que un ruido irrumpió sus oídos. Acto seguido vio que la puerta se abría permitiendo escuchar a su fiel secretario.
El señor Choi, un hombre de no menos de 50 años, fiel amigo de su padre, quien dedicó su vida a la empresa, que ahora se encuentra bajo el poder de Lee Minho.
-Presidente, su chófer lo está esperando- dijo el hombre con total serenidad en su voz.
- Señor Choi, sabe que puede llamarme por mi nombre, no se porque sigue diciéndome presidente, no hay necesidad de usar honoríficos-.
- Lo hago por el gran respeto que le tengo a usted y a su padre, y merece ser tratado con tal importancia-.
- Pero "Presidente" suena muy desalmado de su voz, usted es como un padre para mi, y sentiré gratitud plena si empieza a llamarme con confianza- dijo Minho dirigiendo sus pasos hacia el Señor Choi, mostrándole una sonrisa sincera.
Lee Minho no mostraba su lado apacible a nadie, a excepción de el Señor Choi, y a su pequeña familia, quien con brazos abiertos lo consolarnos cuando el tenía tan solo 15 años.
- Deje de parlotear muchacho- sonrió el viejo palmeando la espalda de Lee dirigiéndose los dos hacia la salida.-¿Quisiera que lo acompañe?
- Me gustaría poder ir solo esta vez, no se preocupe tanto por mi.- dijo Minho mientras sonreía.

Mientras tu corazón viva en mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora