Slenderman quiere hablar. (Slenderman y tú)

La visita

Lo sabía, después de tres meses de mal cuerpo y de pura paranoia lo tenía delante. Slenderman. Daba más miedo de lo que nunca pensé, pero pese a que era puro terror, tenía un aura melancólica, según la historia del origen él no quiere hacer daño, y si ronda a niños es por que no le tienen miedo, aunque siempre acabara en la muerte de éstos por que no podía controlar sus tentáculos.

Extiende su brazo, inclinando su mano hacia mi, tengo miedo y me tiemblan las rodillas como nunca antes, un sudor frío me corre toda la espalda. Espera pacientemente, su traje está impecable. No me muevo del sitio ni hago ademán de nada. Se va. Desaparece andando lento, es una noche despejada y va por el medio de la carretera. No me atrevo a hacer nada hasta pasada media hora de su ida. Se convierte en un hábito, cada vez más frecuente, hasta que llega a ser diario, aparece, me extiende la mano y al rato se va al ver que no hago ningún movimiento, aparecen sus notas y quiero pensar que es un mal chiste. Un día no viene, en su lugar hay una silueta ocre y naranja con una máscara blanca. Se me acerca sin miedo.

-No le aceptas.- Dice. - ¿Por qué?- No le contesto así que sigue hablando- antes creías en nosotros. Acéptalo, le gustas, quiere tenerte cerca, saber de ti sin tener que espiarte. Es tímido.

Sólo puedo decir una cosa. No cuestiono nada, por que si son reales cualquier cosa puede pasar.

-¿Habla?

-No, pero escribe. No se ha olvidado de hacer eso.

-Es peligroso, sois peligrosos.

-No somos malos. Acéptalo, no sé cuánta paciencia le queda. Si no lo haces igual acabas muerta.

-Si lo hago, ¿qué podría pasarme?

-Nadie lo sabe. Muchos estamos intentando adivinarlo. Hay apuestas. Acéptalo. Es buena persona. Aunque dudo que sirva de algo que yo lo diga. Pero la cosa es que si haces lo que te pide puede que sigas viviendo.