Capítulo 2

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Habían pasado unas semanas desde que (Y/N) había ido a vivir con los Madrigal. Aún extrañaba su casa y a sus padres, pero poco a poco su nueva familia comenzaba a abrise más con ella. Se alegraba profundamente que por fin empezara a sentirse como un hogar.

La mañana de ese día había estado ayudando a Julieta a hacer buñuelos, para que con su don pudiera hacerlos mágicos y así sanar a la gente del barrio.

—Uff... Sí agota llevar todo esto. — Se quejó (Y/N) mientras llevaba una cesta llena de buñuelos, para finalmente dejarla sobre una mesa en medio de la plaza del pueblo.

—Jeje, te acostumbrarás.— Le sonrió Julieta, mientras comenzaba a repartir la comida entre las personas enfermas. —Tómate un descanso y come un poco, hoy me ayudaste muchísimo.

—¡Gracias!— Dijo (Y/N) devolviendo la sonrisa y agarrando algunos buñuelos.

Volvió caminando sin prisa a la casa, con algunos buñuelos envueltos en el delantal de su (F/C) vestido. Cada vez que tenía tiempo libre lo pasaba con Bruno, quien ahora era su mejor amigo y principal apoyo emocional.
Esta vez no iba a ser diferente, así que (Y/N) se dirigió a la puerta de Bruno y se sentó en las escaleras, llamando a la puerta de su amigo aún sabiendo que tardaría un rato en bajar todas las escaleras.

Siempre hacían eso, ella iba a buscarlo cuando acababa sus tareas y lo esperaba para comer y charlar un rato. Bruno también tenía cosas que hacer, pero (Y/N) solía ofrecerse para ayudar más al resto de la familia ya que se sentía en deuda.

10 minutos después la puerta se abrió, y el chico de cabello negro rizado se sentó al lado de la chica que le esperaba.

—Han pasado 84 años...— Dijo de forma sarcástica (Y/N) haciendo que Bruno se riera.

—Perdón perdón, uno de mis hijos tenía que ir al baño.— El chico se sacó una pequeña rata negra de la túnica y la colocó en su mano enseñandosela a (Y/N).

—¡AWW QUE LINDA!— La chica agarró a la rata con gentileza, y le dió uno de los buñuelos que traía en el delantal. Probablemente esa no era la reacción más común ante una rata, pero (Y/N) era distinta, amaba ver el mundo de forma diferente a los demás.— Por cierto, de nada por el almuerzo.

—Gracias mi señora ¡Hernando está hambriendo después de trabajar! — Contestó Bruno con una voz grave, colocándose la capucha de su túnica.

Era algo que (Y/N) había visto muchísimas veces hablando con Bruno, pero siempre se reía como la primera vez.

Después de eso almorzaron con normalidad, y dándole alguno que otro buñuelo a la pequeña rata que los acompañaba.

{Time skip a la noche de ese día}

A pesar de que hubiera pasado un tiempo, (Y/N) seguía compartiendo habitación con Bruno. Era innegable que ella tenía un crush en él, pero en la habitación nada extraño, ambos respetaban el espacio del otro y todo iba bien. Antes de dormir también solían hablar sobre temas triviales hasta dormirse, era costumbre.

Ahora en la habitación había más cosas, mantas, unas velas y algunas almohadas. Todo aquello estaba en la parte inferior de la habitación, ya que aunque Bruno estaba casi todo el día en su cueva, (Y/N) no quería subir las escaleras todos los días y ambos comenzaron a dormir abajo.

Allí se encontraba (Y/N), esperando a su compañero. Pero este estaba tardando más de lo normal en llegar, así que la chica se acercó a la puerta y la abrió para darse cuenta de que ya era de noche.

Salió de la habitación, alumbrando su camino con una vela prendida. Se dispuso primero a buscar por el primer piso, nadie. Luego bajó al segundo y tampoco había rastro de Bruno. Finalmente salió de la casa, y se encontró a su amigo sentado, apoyado en la pared exterior de la casa.

—Hey... Me diste un buen susto ¿ocurre algo?— Preguntó (Y/N) dejando la vela en el suelo y sentándose al lado del chico.

—(Y/N)... ¿Tú crees que lo malo que le ocurre a la gente es mi culpa?...— La chica lo miró con una expresión confundida, aquello le había pillado por sorpresa. Ella sabía que Bruno tenía mala fama, pero nunca habían llegado realmente a hablar sobre eso. — Hoy una chica me culpó de la muerte de su pez y no sé... Quizá yo no sea útil para ayudar a la gente.—

—¿Cómo? Por supuesto que no.— Exclamó (Y/N) de inmediato.— Escucha... Tú no tienes la culpa de lo que pase, sólo les dices la verdad. Y el que seas honesto dice mucho más sobre tí que todos los rumores que puedan inventar.

Lo siguiente que pudo sentir (Y/N) fue un fuerte abrazo por parte de Bruno, no necesitaba más, aquella era su forma de agradecimiento. Su corazón se aceleró, y sólo fue capaz de corresponder al abrazo torpemente.

—Está bien, está bien...— Concluyó (Y/N) mientras apoyó su cabeza en el hombro de Bruno.


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⏰ Última actualización: Jan 03, 2022 ⏰

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