La vida para Callidora Owen nunca fue fácil, antes de llegar junto a Miss Peregrine tenía por hogar un lugar abominable lleno de monstruos disfrazados de personas hasta que Alma LeFay Peregrine la rescató. Ahora con sus eternos trece años, Callidora era una de las mejores pupilas de aquella institutriz, pero jamás llegaría igualar a Abraham Portman o a Emma Bloom. Eso era impensable.
── Dora, a desayunar ── la cantarina voz de Olive la sacó de su lectura. Amaba leer y escribir, la mantenía con vida para el día en que alguien llegase allí y la recordase como la niña de las sombras porque un día tendría que morir porque ese bucle no era su tiempo real.
Pero nadie más que ella lo sabía.
── De acuerdo ── masculló con una voz rasposa. No había bebido agua, se había quedado despierta más tiempo del debido.
A veces se pasaba la noche viendo las eternas estrellas después del "ritual" con la bomba antes de irse a dormir. A Callidora nunca le había fascinado el cómo las Ymbrynes detenían el tiempo. No es que su don fuese inútil o poco atractivo, solamente era que a ella no le llamaba la atención.
── Hasta que te dignas a bajar ── ese era Enoch O'Connor. Siempre se burlaba de ella o decía algo que la hiciera enfadar, esta vez no fue diferente.
── ¿Y acaso te importa si bajo o no? Solo Miss Peregrine podría reprocharme si no bajo ── Enoch la observó por un instante antes de apartar la vista.
── Solo vamos a desayunar, ya sabes lo que dicen, es la comida más importante del día.
── Sí, nadie se preocupa verdaderamente de eso, solo Miss Peregrine ── murmuró apartándolo del camino con una sombra.
Cuando estuvo lo demasiado lejos como para no oírlo, Enoch sonrió y dijo unas palabras.
── Yo me preocupo de eso solo por ti.
Pero era evidente que Callidora nunca lo oiría decir algo como eso y él no pensaba volver a mencionarlo. Sería humillante. Ella jamás le encontraría relevancia a sus palabras, quizás Enoch para ella no era una sombra, sino un haz de luz que no podía manipular.
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── ¿A dónde vas? ── Callidora observaba con ojos curiosos a Emma Bloom. La pelirroja le sonrió cómplice.
── Me escaparé hasta la actualidad. Extraño a Abe ¿Te imaginas que yo salga y me lo encuentre? ¡Podrá venir aquí!
── Emma, no es por hacerte sentir mal, pero ¿No te has puesto a pensar que él ya hizo su familia? Puede que tenga esposa, hijos e incluso nietos ¿Todavía lo esperas?
Emma bajó la mirada, avergonzada por eso. Callidora tenía razón, no era la mejor idea seguir esperando por alguien que se había ido y que probablemente ya tenía una familia formada.
── Bueno, igual saldré ¿Puedes cubrirme?
── No prometo nada, pero si alguien pregunta por ti, estás durmiendo en tu habitación.
── Gracias Calli.
Odiaba ese apodo, pero no iba a decírselo. Quizás hacía mal en poner la comodidad de otros por sobre la suya, pero nunca había conocido nada más que eso. Siempre importaba el resto y no ella. Sentía lástima por Emma, esperando años por una persona que se había ido a vivir su vida lejos de todo lo peculiar, lejos de sus amigos y de la que en ese entonces era su novia. Abraham Portman no iba a regresar, cabía la posibilidad de que ni siquiera estuviera con vida, estar fuera del bucle era mortal, pero estar dentro a veces también llegaba a ser una lenta y dolorosa tortura. Ser joven y a la vez estar a nada de morir.
── Señorita Owen ¿Qué hace aquí sola? ── era Miss Peregrine.
── Bueno, los demás están haciendo sus cosas y yo no tengo nada para hacer ¿Por qué pregunta? ¿Me necesita?
── No cariño, pero quizás te gustaría ir con Enoch. Siempre veo que lo observas construyendo sus muñecos, no creo que a él le moleste.
No tiene ni idea.
── No lo sé...
── Estuve hablando con él, le pregunté por ti y dijo que le pareció extraño que no hayas aparecido por allí ¿Lo ves? No le molestas, al contrario.
No podía creerle, aunque lo quisiera, autoengañarse no le serviría de nada. No estaba segura de si esas eran las palabras de Enoch o las de Miss Peregrine; era evidente de que no podían pertenecer a los dos, así que Callidora optó por pensar que eran de ella y no de él.
── ¿Puedo tomar una siesta?
── Claro, pero ¿No irás con Enoch?
── No, las sombras dicen que está mejor solo, no quiere que lo interrumpan.
La mujer la miró un instante antes de que Callidora se adentrara al interior del hogar; probablemente iría a su habitación a dormir y no saldría hasta la hora de la cena.
── Callidora no vino ── la monótona voz de Enoch llamó la atención de la Ymbryne.
── Dijo que iba a tomar una siesta.
── ¿Iba a tomar una siesta o estaba evitándome?
── Señor O'Connor, no creo que la señorita Owen lo esté evitando. Ella se veía bastante cansada como para ir a visitarlo mientras les daba vida a sus muñecos.
── No importa cuál sea la razón, ella siempre trata de ignorarme.
── ¿Y alguna vez te has puesto a pensar por qué lo hace? ── Enoch miró hacia otro lado, sin saber qué responder ──. Si logras averiguar por qué, quizás te ayude a que Callidora ya no te evite tanto, podrían ser amigos.
Era complicado darle consejos a una persona que lucía como un adolescente mientras que su mente envejecía con el pasar de los días.
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