Capítulo 1

2.6K 309 5
                                    


Estuve todo el día manejando, hasta que ya no pude más y busque un hotel cercano para pasar la noche y al día siguiente continuar el viaje.

Después de seguir manejando otro día entero, por fin llegue a Beacon Hill.

Aparqué en la casa que había alquilado mientras estaba aquí, era mediana, blanca con el techo negro, tenía un pequeño jardín, tenía dos habitaciones cada una con su baño, más otra, la cocina más el salón, era más de lo que pedía.

Desde que llegué no descansé, estuve todo el día limpiando y acomodando para no dejarlo para después, por qué se que si o dejaré para después nunca lo terminaría y los dejaría así, no empezaba las clases hasta dentro de dos días por lo cuál tenía este para ordenar y eo de mañana para descansar.

                             *****

Cuando me quise dar cuenta, ya era de noche, mire a mi alrededor, estaba todo impecable, algo con lo que me describiría sería perfeccionista, aparte de solitaria claro.

No tenía a nadie excepto a mis padres, siempre fui una chica más centrada en los estudios, tenía conocidos pero no amigos.

Claro que salía de vez en cuando a divertirme, pero prefería quedarme en casa viendo series o leer algun que otro libro, con mi trabajo de profesora, corregir esto lo otro, no tenía mucho tiempo para mí misma.

Ese día pedí pizza, estuve toda la noche viendo series, tenía que aprovecharlo al maximo ya que pronto se me acabaría ese lujo de poder dormir tarde.

Al día siguiente tampoco es que hice mucho, conocí a unos cuántos vecinos muy amables, salí a hacer la compra al súper, después me hice una sopa, y me la pasé en casa.

Hoy me tendría que dormir temprano, mañana empezaba como profesora de castellano en el nuevo instituto, no estaba nerviosa, puede que no fuera muy sociable, pero siempre he sido segura, y me encanta enseñar por lo cual más que nerviosa estaba feliz de empezar una nueva era en mi vida.

                                 *****

Cuando ya me quiero dar cuenta, estoy en el coche de camino al instituto.

Siempre me ha gustado vestir elegante, siempre he sido de vestir con falda hasta las rodillas pegada o pantalón, camiseta manga larga, y los tacones nunca faltan.

Ahora voy con una falda pegada y una camiseta blanca, estoy consiente de que soy joven y voy a estar rodeada de adolescentes hormonales, pero eso nunca ha sido un impedimento para mi trabajo, más de un estudiante se me ha insinuado, pero ante todo soy profesional, nunca me miraría con n estudiante, por qué aparte de que me correrían si se enteraran, también iría a la cárcel por liarme con un menor.

Llegó al instituto, casi no hay coches, y los que hay estoy segura que solo son de los profesores ya que queda una media hora para que empiecen la clase.

Aparco, cojo mi bolso y me encaminó hacia el instituto, voy a secretaría para que me den mi horario ya que aún no lo tengo, y también que me enseñe las clases, ya que estoy muy perdida.

La secretaria, que es una señora de unos cincuenta años, me da muy amablemente mi horario y me enseña las aulas y me va señalando las que me tocan.

Cuando solo quedan diez minutos para que la clase empiece, me voy al aula que me toca, que es con el último curso, cuando entró no hay nadie todavía, así que preparo todo y pongo mi nombre en la pizarra, Freya Nilsen.

Estoy sentada tranquila en mi escritorio intentando quedarme con los nombres de los alumnos, cuando siento unas manos levantarme de la silla y pegarme a el pizarrón.

—MIA—escucho la voz masculina de alguien.

Veo a un chico que está con su cabeza metida en mi cuello oliendolo.

Lo separó como puedo y puedo ver qué es un adolescente de unos diecisiete años, muy guapo.

—Que te pasa?—pregunto mirándolo, el solo se me queda viendo embobado.

—Mia, eres mía, me perteneces.

No puedo decir nada más por qué empiezan a entrar más alumnos, intento olvidar lo sucedido, y cierro la puerta cuando veo que ya están todos.

—Buenos días chicos, soy Freya Nilsen, vuestra nueva profesora de castellano, podéis decirme uno a uno vuestros nombres?

Todos lo van diciendo uno a uno, hasta que queda el chico raro que me sigue viendo embobado, veo como los que supongo son sus amigos lo mueven.

—Y-Yo soy D-Derek, Derek Hale— asiento con la cabeza sin mirarlo.

Empiezo a dar las clases normal pero aún así puedo sentir una mirada todo el tiempo.

Genial el primer día ha sido raro, muy  raro.

Mate (Derek Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora